1. Tenemos la piel quemada
Dice la leyenda que existen canarios albinos que se mueven como ninjas de sombra en sombra, siempre bajo techo o bajo la amable luz de la luna, luchando contra la diabólica tiranía del astro rey que nos atormenta incansable durante prácticamente todo el año. ¡Maldito clima subtropical! Pero la mayoría, carentes de tal talento, caemos bajo sus garras y andamos con un terco bronceado que suele resistirse a abandonar nuestra azotadas carnes.