7 defectos canarios que el resto del mundo desearía tener

Islas Canarias
by GAZZ 20 Sep 2018

1. Tenemos la piel quemada

Dice la leyenda que existen canarios albinos que se mueven como ninjas de sombra en sombra, siempre bajo techo o bajo la amable luz de la luna, luchando contra la diabólica tiranía del astro rey que nos atormenta incansable durante prácticamente todo el año. ¡Maldito clima subtropical! Pero la mayoría, carentes de tal talento, caemos bajo sus garras y andamos con un terco bronceado que suele resistirse a abandonar nuestra azotadas carnes.

2. Somos lentos

Se oye a veces que los canarios son vagos, pero no es así. Si acaso somos lentos. Lentos porque para qué correr tanto si al otro lado hay otra orilla igual. Lentos porque con tantos amigos por la calle qué vas a hacer, ¿no saludar? Lentos porque más rápido las cosas no se ven bien, la comida no se disfruta, las conversaciones no merecen la pena, las experiencias no te marcan y con este calor, encima, sudas más.

3. Somos fiesteros

Que si la romería, que si el carnaval de tu pueblo, el del otro, que si la fiesta de tal, que si te va otro rollo ves pa los indianos, que si las fiestas del pueblo, que si es sábado, viernes, jueves pero mañana forzamos porque qué sé yo… la maldición insular de fiestas repartidas a lo largo del calendario sólo puede superarse porque, en el fondo, sabes que hay que dejarse ver, eso es así.

4. Nos gusta comer sencillo

Ya nos gustaría a nosotros probar esos platos que se reparten estrellas Michelin por el mundo. Qué le vamos a hacer. Nos tendremos que conformar con nuestro gofio escaldado de toda la vida, unas lapas de esas que hay pegadas por las rocas, nuestras inmortales papas con mojo casero, un sabroso cherne o una vieja a la espalda (con ajo, no seas payaso), el sancocho que aunque no te creas resuelve, si hay sobras pues igual cae una ropa vieja, si no te convence pues un puchero y ya luego si eso un poquito de frangollo o fruta fresca para rematar esta tortura tan dura de comer en las islas. Ay.

5. Vivimos lejos

Es que esa no te la discuto. Canarias, en pleno Atlántico, está lejos. Lejos de… pues, del caos de las grandes ciudades. Lejos de los mayores sucesos que azotan el telediario. Lejos, también, de tener una piscina como única opción en verano. En fin, lejos de ser el lugar perfecto porque son de media 150 minutos de avión desde la Península, quién tiene tantos. Pero también lejos de estar tan lejos que no puedas llegar si de verdad te lo propones.

6. Hablamos distinto

Otro problema es que al parecer, no se nos entiende bien. Claro, como no tenemos ese castellano emperchado que furula mejor para los de fuera pues se ponen farrucos porque tenemos fleje de vocablos autóctonos. Y qué quieres que haga con mi forma de hablar, ¿me la cargo al hombro? Afina el oído muchacho, que aquí nos gusta charlar y tampoco es para tanto.

7. No paramos quietos

Lo peor es que los canarios somos nómadas por naturaleza. Vivimos en medio de África, Europa y América. Vivir en un lugar tan limitado hace que seamos curiosos, emprendedores, siempre buscando salir fuera para traernos lo mejor de cada lugar. Raro es el día que te subes a un avión en las islas y no saludas a alguien. Con lo a gustito que se está en casa… y lo extraordinario que es salir de ella.