Los xoloitzcuintles, además de ser una especie canina endémica mexicana, constituyen una reliquia viviente, dada su estrecha relación con la cultura prehispánica. Como si todo esto fuera poco, son la representación de un dios en la tierra. El xoloitzcuintle, de acuerdo al mito mexica, era la guía de los muertos al Mictlán, el primer ser que se veía después de despertar de este sueño llamado vida.
Según la leyenda, quienes morían eran enterrados con un xoloitzcuintle, quien los ayudaría a cruzar el río Apanohuayan. Este cruce era la primera de las nueve pruebas para llegar ante Mictlantecuhtli, el Señor de la Muerte, para ser juzgado por la vida que había llevado.
Xolotl era representado como un hombre con cabeza de perro y, según se ha contado a lo largo de la historia, quien hubiera tratado mal a un perro no podría atravesar jamás el profundo río, pues ni Xolotl ni su perro xoloitzcuintle lo ayudarían a llegar al lugar de los muertos.
Durante la colonización europea, la raza estuvo a punto de desaparecer porque los conquistadores hallaron en él una fuente de alimento importante. Sin embargo, estos perritos pudieron sobrevivir porque se ocultaron en las sierras de Oaxaca y de Guerrero. Más adelante, los muralistas de la Revolución recuperaron su imagen y lo convirtieron en un símbolo nacional.
Hoy en día, y al igual que en el mito, la raza tiene una labor importante en vida, y es por esto que hay muchos criaderos responsables que se ocupan de mantenerlos. Estos canes se destacan como perros guardianes y de compañía al tener excelentes cualidades medicinales que ya te hemos contado en este artículo.
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