1. Sufrirás depresión al no tener una playa tan cerca y tan bonita disponible todo el tiempo.
Los 15 minutos que te hacías a Progreso o los 20 a Chelem o Uyamitùn no son nada si los comparas con las horas que tendrás que viajar ahora que dejaste Yucatán para conseguir una playa mínimamente decente. Lo que es peor: Nunca verás tantas conchitas.