Este artículo fue publicado originalmente en Cocina Sapiens y se reproduce aquí con permiso de la autora.
Hace dos años que con el papá de mis hijos decidimos separarnos como pareja, después de 12 años de convivencia. Tenemos dos hijos preciosísimos y una muy buena relación. Tan buena que hasta seguimos viajando los cuatro juntos.
No voy a contar los detalles del matrimonio ni de la separación, porque no creo que sean relevantes. Cada pareja se une y se disuelve por motivos bien distintos. Algunos son aparentes, otros son más íntimos e intrincados y, por último, están esos detalles misteriosos, cuyo destino es el de ser iluminados sólo cuando llegue el momento.