Las sopas de piedra más allá de Oaxaca
Existe una famosa historia en la que un desconocido hambriento aparece en un pueblo pidiendo comida de puerta en puerta. Toda la gente se niega a alimentarlo. Ante la desconfianza de los lugareños y lo agudo de su apetito, toma una pequeña olla, la llena con agua del río y comienza a cocinar una piedra. Poco a poco la gente del poblado se acerca a preguntar qué hace. “Sopa de piedra, gustas un poco”, responde el viajero. La gente asombrada sugiere sabores que le vendrían bien a la sopa y va sumando ingredientes que buscan en sus casas. Zanahorias, papas, cebollas, pimentones, bellotas, sal, calabazas, etcétera. El viajero logra así cocinar una abundante, variada y deliciosa sopa que al final comparte con todos los habitantes del pueblo.