Pocos visitantes a las grutas de Cacahuamilpa se enteran que mientras admiran este fascinante mundo iluminado con luz artificial, bajo sus pies palpita otro mundo, no menos mágico y de oscuridad total, habitado por murciélagos y, ocasionalmente, por intrépidos exploradores: el río subterráneo San Jerónimo.

El “SanJe” como le dicen de cariño, es un río subterráneo amable pero un tanto técnico; es decir que, además de llevar más agua que sus hermanos vecinos, requiere de mejores habilidades de marcha y equilibrio, concentración y desempeño general en la penumbra. No obstante, con un buen guía resulta apto para todas las edades.