Perder la paciencia.
Aquí vamos a otra velocidad y nos encanta. Disfrutamos de nuestras caminatas, de nuestras vistas y de ir saludando por el barrio a nuestros amigos. Gracias a esto hemos ganado una calidad de vida envidiable y, la verdad, es que nos estresamos bien poco.
Pensar que aquí nunca hace frío…
Ten cuidado, que también tenemos una temporada de heladez que ha dejado a más de un ruso tapadito. La cantidad de humedad de Yucatán logra que a veces te duelan mucho los huesos y sientas mucho pero mucho frío, así que nunca estará mal empacar un abriguito.