A veces es inevitable dejar salir ese insulto o esa mala palabra que se nos viene a la mente casi instintivamente. Por suerte, siempre hay una manera de “suavizar” aquellas groserías o palabras que queremos evitar decir muy fuerte frente a un niño. Estas son las alternativas que nos ofrece nuestro diccionario mental para sacarnos de apuros en esos momentos incómodos…
15 eufemismos que los colombianos usamos para no blasfemar delante de los niños
Juemadre
Es el sinónimo sutil de jueputa y se usa comúnmente para mostrar sorpresa o preocupación. Por ejemplo, si nos acordamos de algo que debimos hacer y no hicimos diremos algo como ¡Jueputa se me olvidó!. O, si pasa algo inesperado, la expresión será ¡Jueputa no puede ser! Cualquiera de estas puede ser reemplazada por su equivalente juemadre, evidentemente más amable y ampliamente aceptado.
Juepuecha, Juepuerca, Juemichica, Juemachica, Juepadre
De los mismos creadores de juemadre encontramos un sinfín de variaciones para jue…puta. Cualquiera de estas palabras deja de ser una gran grosería para convertirse en una tenue manera de lanzar un insulto frente a los niños.
Fufa o fufurufa
Aunque suena como un simple juego de sílabas, incluso divertido para un niño, en realidad cuando los colombianos decimos “es una fufurufa” o “mucha fufa” nos estamos refiriendo a una mujer de la vida alegre (otro eufemismo). O, dicho en palabras más simples, a una puta. Cabe aclarar que aplica a cualquier mujer (aunque no se dedique a eso).
Despelote
Literalmente cuando todo está “hecho un despelote” es porque hay un gran mierdero.
Puchecas
Cuando nos da vergüenza hablar de las tetas de una mujer frente a un niño, las puchecas o pochecas son una manera no solo más delicada de llamarlas, sino incluso una forma cariñosa de referirnos a ellas.
Bubies
Este anglicismo, primo-hermano de las puchecas, es también un término más “kid-friendly” para decirle a las tetas.
Bestia o Animal
Manejar en Colombia, en especial en una ciudad con el caótico tráfico de Bogotá, puede desatar gran cantidad de insultos que salen desde lo más profundo de nuestro ser… y con bastante frecuencia. Para evitar el instinto repentino de gritar “este güevón” o en su defecto “este hijueputa”, podemos adornarlo con algo como “este es mucha bestia” o “grandísimo animal”.
Atolondrado
¿Para qué decirle a alguien que es un güevón o un agüevado cuando hay una manera más cordial y menos ofensiva de decir lo mismo?
Embarrarla
En Colombia no la cagamos, acá la embarramos.
¡Ni pu’el chiras!
Esto es un NO rotundo. Cuando no existe ni la más mínima posibilidad de hacer o aceptar algo, en vez de decir ¡Ni pu’el putas! (contracción de ni por el putas), podemos atenuarlo con un ¡Ni pu’el chiras!
¡Ni de vainas! o ¡Ni de fundas!
Expresiones hermanas y sinónimos de la anterior frase.
Hablar Paja
Hablar demasiado y hacer poco no es la mejor virtud de algunas personas. Quien habla demasiado o fanfarronea con mentiras es alguien que definitivamente habla mucha mierda. La cuestión es que si hay un niño cerca, es mejor que esa persona hable paja.
Miércoles
Para qué decir mierda si podemos decir miércoles. Ningún niño sospechará de un inocente día de la semana. Todas sus variaciones son válidas: “Que coma miércoles”, “Ha sido un día de miércoles” o “Está vuelto miércoles”.
Echarse un polvo
¿Y sospecharán los niños de una palabra tan común como ‘polvo’? Lo que ellos no saben es que quien “se echó un polvo” en realidad tuvo sexo o que un “buen polvo” demostró ser un gran amante posiblemente en una faena de fantasía.
Ñanga-ñanga
Hablando de ‘polvo’, otra manera extraña y a la vez chistosa de decir lo mismo es ñanga-ñanga. Sin ningún significado lógico, el sonoro ñanga-ñanga es un buen distractor para un niño. Ninguno maliciará que alguien que “estaba en pleno ñanga-ñanga” posiblemente la estaba pasando muy bien…