10 experiencias que vivirás en tu próxima Navidad en Argentina

Argentina
by Silvana Spinelli 20 Dec 2016

Armarás el árbol de Navidad el 8 de diciembre.

Aunque no sepamos a qué virgen corresponde la fecha, ni qué tiene que ver el árbol con el natalicio de Cristo, es ley armar el árbol para el 8… y que lo desarme Magoya después de Reyes.

 

Le pegarás la cabeza o algún miembro roto a las estatuillas del pesebre.

Año tras año se guarda el pesebre en el ropero y sus figuras entran en un coma inducido hasta la siguiente navidad. Echarás mano de la cinta adhesiva o la gotita para arreglar brazos rotos y partes de animales de granja mutiladas.

Si es posible, esta vez invertí en un pesebre nuevo, porque a esta altura parece una escena de The Walking Dead.

 

Vivirás atemorizado por estruendos de petardos y chasquiboom desde principios de diciembre y hasta mediados de enero…

Cuando la venta de pirotecnia es desplazada por el comercio de bombitas y bombuchas.

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Te disfrazarás de Papá Noel y repartirás los regalos transpirando la gota gorda.

Agradecé que no tenés que bajar por la chimenea, porque esa panza no es de cotillón. Tus hijos y sobrinos gritarán: ahí viene Santa Claus (en castellano neutro). Y vos les vas a repetir “Jo, jo, jo, jo. Yo soy Papá Noel”, mientras pensás que un calzoncillo de cuero era menos caluroso que ese disfraz.

Estas confusiones son normales en épocas de fiestas, cuando vos eras chico preguntabas “¿Qué me trajo Papá Noel?” y tus viejos te decían que los regalos te los trajo el niñito Dios. Un mes después, llega el resumen de la tarjeta y se termina la magia.

 

Te visitará el fantasma del vitel toné de las navidades presentes, pasadas y futuras.

Decorada con agrias bolitas verdes que llaman alcaparras. Por algún extraño motivo, el único momento del año en el que se come vitel toné, es para navidad.

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Separarás la fruta abrillantada del pan dulce y perderás un incisivo comiendo turrón.

Mejor comprá turrón semiblando o metele mucho corega al comedor, que esos dientes ya no están para roer el duro de maní.

A photo posted by PaolaMaltese (@paolamaltese) on

 

Le regalarás una botella de sidra al recolector de residuos y al cartero, porque es un gesto de buen cristiano en estas fechas.

Probablemente sea la misma sidra que te regalaron en la oficina, porque para las fiestas se genera un tráfico ilegal de botellas de sidra que no se sabe ni de dónde vienen, ni dónde se escondieron durante todo el año. Las abuelas son las principales traficantes de ananá fizz y peladillas.

 

Le dirás “garrapiñada” al praliné.

Nadie sabe aún por qué le decimos praliné once meses al año y garrapiñada en diciembre. Esto parece un caso para… Yahoo answers.

 

Romperás la dieta, engordarás tres kilos y subirás el colesterol malo hasta que tengas las arterias tapadas de grasa de lechón.

Pero qué sentido tienen las fiestas sin riesgo coronario. Comer y beber a tus anchas no tiene precio, para todo lo demás, existe el Uvasal. Bueno, sí tiene precio, se llama “canasta navideña” y aumentó más que la inflación anual. Pero no entremos en detalles, porque volveremos a necesitar el Uvasal.

 

Comerás los restos durante siete días y siete noches, hasta que llegue el Año Nuevo y te vuelvas a empachar casi por inercia.

Compartí lo que te sobre y llamate afortunado de que así sea. Comenzá el 2017 brindando con el hígado en la mano y la sonrisa en la boca, que para todo lo demás, ¡también tenemos Alikal!  

 

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