1. A mordidas
Esta es bastante simple: vas al refri, seleccionas un habanero, le das una lavadita, te sientas en la mesa previamente servida, le das una mordida a tu comida, miras al habanero a los ojos, sin miedo, luego le das un llegue y así te la vas llevando combinando sabores.
Esta forma sólo es recomendable para los que ya tienen un tiempo comiendo habanero, pues al tomar el habanero con las manos para morderlo tu piel se impregna con un poco de su magia y si hace contacto con alguna parte sensible como los ojos, por ejemplo… ¡ay, terminarás llorando amargamente!