Crédito: Juan Carlos Piña.

13 fotos que van a darte ganas de ir ya mismo a Zacatlán de las Manzanas

Zacatlán
by Juan Carlos Piña 22 Mar 2018

A menos de dos horas de la Ciudad de México, entre montañas, colinas boscosas, ríos y cascadas se encuentra Zacatlán, un recién nombrado pueblo mágico de la Sierra Norte de Puebla. Es un lugar delicioso para pueblear entre casonas de tejas rojas, amplias plazas, calles estrechas, iglesias, monasterios y para probar todas las preparaciones hechas a base de las famosas manzanas: cubiertas, hechas dulce, sidras y vinos.

Todas las fotos son propiedad del autor.

Sentarse a disfrutar del solecito en la plaza, acompañado de un buen café y un famoso “pan de queso”, es un verdadero deleite.

Y es que hay que aprovechar ese solecito, pues hacia la noche la neblina baja, inundando las calles con esa sensación de frío húmedo, pero que da ese toque inconfundible de pueblo serrano.

Definitivamente, lo que más me gusta de Zacatlán son sus alrededores repletos de ríos, cascadas, valles y bosques.

La cascada más cercana al pueblo se llama San Pedro. Salvo en tiempo de lluvias, lleva poca agua, pero su caída es suave y muy (muy) fotogénica. Tiene aproximadamente unos veinte metros de altura.

Otro grupo de cascadas de mayor altura, pues son tres saltos que se conectan entre sí para medir en total más de 100 metros, son Quetzalapa y Tulimán. Dos ejidos diferentes y por lo tanto dos cobros de acceso diferentes.

En la primera, Quetzalapa, hay que bajar más de 200 escalones para llegar al mirador. Bajarlos es fácil, el problema es subirlos.
Tulimán es de más fácil acceso y la caminata hacia la cascada es mucho más empinada.

Ahí mismo, en Tulimán, hay una zona donde confluyen dos ríos. Hay pequeñas cascadas y un río que corre entre formaciones de piedra muy interesantes…

Estas formaciones te muestran el poder de erosión del agua y el paso del tiempo en las capas de las rocas de las laderas.

A unos treinta minutos de Zacatlán hay otra atracción turística muy interesante y de entrada gratuita: Piedras Encimadas, un valle de más de 100 hectáreas repleto de rocas de basalto con formaciones bien caprichosas.

Puedes andar a pie libremente por el valle y sus arroyos, descubriendo todos sus recovecos.

O bien rentarte un caballo para un paseo en el que vayas más lejos que a pie…

Hasta llegar a lugares alucinantes como los bosques de helechos.

Puedes subirte a varias de las formaciones (con mucho cuidado, claro está) y disfrutar desde las alturas de una magnífica vista del valle. Y no solo hay eso, también puedes rentar bicicletas, lanzarte en tirolesa, practicar un poco de escalada y probar la gastronomía local en la zona de restaurantes. Hay una zona de acampar con baños, pero ve bien preparado con ropa, tienda de campaña y un buen “sleeping bag” o suficientes cobijas, porque durante la noche ¡hace mucho frío!

Si decides quedarte en la zona a pasar la noche, hay una gran oferta de cabañas de campo que van desde lo rústico hasta lo sofisticado. Estas son mis tres favoritas: Xic-Xanac, Cabañas El Refugio y La Casa Kitsch.