Crédito: Juan Carlos Piña

Conoce las Grutas de la Estrella, en el estado de México

Estado de México
by Juan Carlos Piña 29 Dec 2019

Millones de años atrás, la naturaleza comenzó una obra de belleza sin igual: un sistema de cuevas y galerías creados a partir de la erosión. Fuertes filtraciones y corrientes subterráneas de los cerros calcáreos del sur del Estado de México dieron lugar a las Grutas de la Estrella.

Hoy, un camino de 400 escalones rodeado de exuberante vegetación conduce al fondo de la cañada, por donde se entra a las grutas. Ahí nos recibe uno de los diez guías autorizados y nos agrupa para iniciar el recorrido en su versión “turística” por los 1000 metros que se tienen acondicionados para el público en general.

Desde los primeros 50 metros, el recorrido por las Grutas de la Estrella es espectacular. Un puente que se pierde a la distancia entre la oscuridad y las luminarias verdes es la obertura del maravilloso mundo subterráneo. Si tal es el inicio, imaginen el resto… 50 minutos entre columnas, estalactitas y estalagmitas; el tiempo petrificado en caprichosas formaciones de extraordinaria belleza. Pasadizos, recovecos y enormes galerías como El salón del León y el Templo deleitarán hasta al más exigente de los visitantes.

Al término de la visita turística se puede hacer la versión de aventura. Basta colocarse arnés, casco, chaleco salvavidas y lámpara frontal para iniciar un recorrido divertidísimo por el río subterráneo El Zapote, afluente del río Chontacoatlán. La adrenalina comienza con un rappel de 20 metros y un paso inclinado por las rocas hasta la zona de total oscuridad. Con las lámparas encendidas y la confianza que infunde el profesionalismo de los guías recorreremos 800 metros por las entrañas de la tierra en un lapso de dos horas.

Envueltos en el chirrido de los murciélagos llegamos a la primera poza. Es más la emoción que lo frío del agua y así, felices, continuamos el trayecto entre pozas, rocas y corrientes subterráneas, pasando por un adoratorio prehispánico a “Tlaloc”, dios del agua y de las cuevas, para llegar al otro extremo de la cueva. Un clavado de dos metros a la poza de salida desata una revolución de chirridos, pero esta vez no son murciélagos sino una colonia de aves (bencejos) que habita en las escarpadas paredes de la cueva. Después de la algarabía y de las imponentes vistas de las cañadas regresamos por entre la selva, ¡directo a las quesadillas!