Llegué a ser guía de turismo por accidente, por necesidad. Cuando llegué a Berlín, era fotógrafa y editaba una revista de cultura visual. El robo de todo mi equipo fotográfico y de bastantes cosas más, me dejó totalmente en bragas en una nueva ciudad en la que aún no tenía amigos y de la que no dominaba ni una palabra del idioma.
Un amigo, sabiendo lo que me apasionaba la historia, me dio el aviso de que buscaban guías de turismo en español. Pensé que por intentarlo no tenía nada que perder. De hecho, no tenía absolutamente nada, literal. Estaba convencida que el hecho de haber leído libros, haber visto documentales y películas, no sería suficiente para estar a la altura de un “profesional”. Me sentía una intrusa. Pero me presenté y me eligieron a la primera ronda. Como me gusta decir, me reinventé como Madonna, de fotógrafa a guía. Desde el primer tour en que me planté delante de un grupo y comencé a hablar de historia, a intercambiar información y conocimiento, supe que estaba hecha para ello. Que había encontrado mi lugar.
No es por nada, pero al final me aplaudieron y todo. Y, aunque me pareció igual de hortera que cuando se aplaude cuando aterriza un avión… en el fondo, me encantó. Un reconocimiento a mi pasión. Fue mágico.
El respeto y la tolerancia se trabajan
Durante todos estos años como guía, he trabajado con grupos grandes —alrededor de 40 personas— y, en los últimos años, con familias, parejas y, en cualquier caso, siempre la modalidad privada y reducida.
Cada modalidad tiene sus características propias y su forma de gestionarse, que exige habilidades sociales básicas, pero también otras más complejas como la empatía y la tolerancia. Imagina que en un grupo grande y mezclado, cada uno es de su padre y de su madre. Con su educación, su ideología y sus costumbres. Hacer que el grupo se sienta cómodo es fundamental, pero también es fundamental estar preparada por si se arma un “debate”. En Berlín, cuyos tours son en gran parte de historia contemporánea y términos como fascismo y comunismo están a la orden del día (a la orden del tour), es fácil que puedan surgir diferencias de opiniones. Me di cuenta que, aun teniendo mis propias ideas superdefinidas, era importante permanecer neutral y ser respetuosa y tolerante con ambos bandos. Incluso dar ejemplo de ello para que no llegase la sangre al río.
En el caso de los tours privados, es fácil imaginar que un nivel adquisitivo alto (lo bastante como para contratar tours privados) suele ir de la mano con una ideología tirando a lo conservador. Vamos, justamente lo contrario a lo que yo soy y como pienso.
Y, aunque al principio hiciera un esfuerzo por trabajo y fuese una tolerancia “profesional”, lo cierto es que me he dado cuenta que ha sido una experiencia estupenda y muy enriquecedora para desarrollar mi propio trabajo interior. Entre esa ideología, he tenido el gusto de encontrar personas muy educadas, otras muy cultas con quien he tenido conversaciones estupendas, incluso un antiguo presidente mexicano (me ahorraré el nombre para evitar polémicas) que me envió posteriormente una edición original de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, libro sobre el que estuvimos hablando largo y tendido. Muchas de estas personas son quienes me han dado a mí una lección de tolerancia y respeto.
Nunca se puede dejar de aprender
Para algunas personas como yo, seguir aprendiendo y conociendo continuamente está al mismo nivel de un yonqui consumiendo droga. No puedo pasar sin seguir investigando, sabiendo, analizando… ¡no puedo!
Siendo guía es casi un imperativo, ya que siempre habrá un nuevo libro, un nuevo hallazgo, noticia o documental sobre el tema o los temas que manejes en tus tours. Y, si no cae en tus manos algo relacionado de forma directa sobre el tema, seguro que sobre algo relacionado. Al final te das cuenta de que todo está conectado y de que tu capacidad de relacionar temas se ensancha y coge alas. Sientes fisicamente que es eso a lo que llamamos el acto de pensar. Y es maravilloso.
La humildad gana
Me ha pasado de continuo que en cada tour surge una pregunta para la que no tengo la respuesta exacta, para la que habría diferentes respuestas o teorías, o simplemente ni se me habría ocurrido. Al principio no me gustaba esa situación, me sentía insegura, que se me notaba y que perdía credibilidad. Terminé percatándome de que estas sensaciones derivan del ego. Cuando aceptas humildemente que no tienes por qué saber todo y que siendo sincera con un “no se me había ocurrido” o “no tengo esa información totalmente clara” ganas más que pierdes, todo cambia. De hecho, es un reto para mí. Siempre he vuelto a casa y lo primero ha sido resolver esa duda. Cada vez que alguien me hace una pregunta que no sé, me vuelvo un poquito más sabia. No obstante, fue Sócrates, uno de los grandes pensadores de la historia quien dijo: “solo sé que no sé nada”.
Compartir conocimiento es maravilloso.
A ser flexible
Los cambios y la incertidumbre son partes fundamentales de la vida. En el trabajo de guía se dan con bastante frecuencia: una estación de transporte que está en obras, un tren que se retrasa, un evento que corta la plaza en la que siempre haces una parada, un cliente que se dejó la cartera en un bus, otro que se resbala en la nieve, cambios de horarios… Saber lidiar con estos imprevistos fluidamente es de personas inteligentes, y es algo que se aprende y se trabaja. La clave: metete en la cabeza que la perfección NO existe.
La pasión y el humor se transmiten
Es un hecho que hasta la persona más escéptica y la más reticente a tomar un tour termina quedándose embobada cuando cuentas algo con pasión y le pones gotas de humor. Hay muchos guías aburridos, que repiten como papagayos lo que podrías perfectamente estar escuchando en una audioguía. En el otro extremo, hay muchos payasetes (con máximo respeto a la profesión de payaso) que solo se apoyan en anécdotas, incluso no dudan en faltar a la verdad con tal de que alguna historia encaje. Es posible encontrar un equilibrio entre la verdad de los hechos históricos y el transmitirlos con humor y pasión. Encuentra ese punto y tendrás a tus clientes enganchados el tiempo que quieras.