A menos de veinte minutos del centro de Tuxtla Gutiérrez se encuentra una de las maravillas naturales más impresionantes de México: el Cañón del Sumidero. El río Grijalva corre por lo más profundo de la garganta de este cañón, en donde habitan muchas especies de flora y fauna, entre los que destacan monos araña, cocodrilos, ocelotes, venados y una gran cantidad de aves acuáticas. El Cañón del Sumidero tiene tal relevancia que una de sus vistas más icónicas forma parte del escudo de armas del estado de Chiapas. ¿Ya conoces este maravilloso lugar?
Guía visual del Cañón del Sumidero, una de las maravillas naturales más impresionantes de México
Para llegar al cañón puedes salir del embarcadero que está en el malecón de Chiapa de Corzo o del Embarcadero Cahuare que está justo en la entrada del cañón. Las lanchas privadas cuestan $3500 pesos —caben ocho personas— o puedes subirte a un lancha colectiva por $230 pesos por persona. El paseo por el cañón dura unas dos horas más el tiempo de regreso. El brazalete de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas que te darán antes de tu paseo te permitirá acceder a los distintos miradores del cañón durante ese mismo día.
El espectáculo inicia al cruzar el puente Belisario Domínguez. A pocos metros de ahí se levantan las impresionantes paredes de roca que se extienden por poco más de 13 kilómetros. El Sumidero alcanza entre uno y dos kilómetros de ancho, pero su altura hace que se sienta mucho más estrecho. Este cañón se comenzó a formar hace unos 35 millones de años, más o menos al mismo tiempo que el Gran Cañón del Colorado.
Una vez que superes la impresión por las dimensiones del lugar, empezarás a notar que estás rodeado de una selva baja riquísima en especies. No tardarás mucho en encontrar a tu primer cocodrilo asoleándose a la orilla del río. El Cañón del Sumidero es un Parque Nacional desde 1980 y es uno de los 142 sitios Ramsar —encargados de la preservación de humedales como hábitat de aves acuáticas— de México.
Si te interesa sacar buenas fotos del Sumidero, la recomendación es entrar alrededor de las 10:30 de la mañana. A esta hora captarás los rayos del sol cuando apenas comienzan a iluminar la garganta del cañón. Llegar temprano también te dará oportunidad de fotografiar el río sin tanta lancha atravesándose —aunque también puedes usar las lanchas para tus fotos como en el ejemplo de arriba— y tal vez puedas ver una mayor cantidad de animales.
En el punto más profundo del Sumidero, las paredes de roca se elevan poco más de un kilómetro sobre el río Grijalva. Es difícil transmitir el sentimiento de estar frente a estructuras de tal magnitud, pero la foto de arriba te puede dar una idea de las proporciones del cañón. Esa “lanchita” que ves en la parte de abajo de la foto es una de las que ofrecen servicio de colectivo y debe traer unas 25 personas a bordo.
Durante el recorrido tuvimos la suerte de encontrar un par de monos araña haciendo peripecias muy cerca del río. Aunque fue una gran oportunidad para tomar fotos, el comportamiento de estos changuitos me hace pensar que se están acostumbrando a los turistas y a la comida que llega con ellos. Si visitas un área natural y te encuentras con fauna nativa, por favor no la alimentes. Con esto estás alterando patrones de comportamiento y probablemente estés poniendo en riesgo la salud de los animales.
La Cueva de Colores es una de muchas cavernas que se encuentran a lo largo del cañón. Debe su nombre a las filtraciones de distintos materiales que le han ido dando tonos rosas y naranjas a sus paredes. En el interior de la cueva se encuentra un altar a la Virgen de Guadalupe y una placa en memoria de Miguel Álvarez del Toro, quien fuera director del Instituto de Historia Natural y Ecología de Chiapas durante 54 años y un personaje clave en los esfuerzos de conservación en Chiapas durante la segunda mitad del siglo XX.
En la foto de arriba se aprecia la estructura conocida como Árbol de Navidad. Esta curiosa —y enorme— formación ha tomado forma por la acción de una de las muchas cascadas estacionales del cañón. En época de lluvias, el musgo abunda en las “ramas del árbol” y la caída de agua le da un aspecto muy llamativo.
Después del recorrido por las profundidades vale la pena ir a los miradores para que tomes perspectiva de que tan hondo te encontrabas. Hay cinco miradores a los que se llega en carro desde Tuxtla Gutiérrez: La Ceiba, La Coyota, El Roblar, El Tepehuaje y Los Chiapa. Si quieres recorrerlos todos o por lo menos llegar al último, calcula bien tus tiempos, ya que no están tan cerca de los embarcaderos.