1. Ya no le echo limón a todo lo que como.
Y casi que no es necesario, porque la comida danesa no necesita de ese toque especial que le da el limoncito a la también especialísima comida mexicana. Y no sigo porque voy a llorar…
2. Deje de comer tortillas en el desayuno, la comida y la cena.
¡Y en antojitos! Ahora como pan, y no es que no me guste, pero quién no añora un buen taquito…