Photo: Mark Nazh/Shutterstock

La historia de 9 de las palabras más usadas durante las navidades

by Ana Bulnes 20 Dec 2019

1. Navidad

Empecemos por lo más básico, la propia palabra navidad. ¿De dónde viene? No tiene ningún significado oculto y aquí enseguida se entiende todo: viene del latín nativitas, nativitatis, que significa ‘nacimiento’. No es difícil encontrar la relación, ¿no? Aunque no se sabe exactamente cuándo nació Jesús, la Iglesia vio oportuno hacer coincidir la fecha con la de una fiesta grande que ya se celebraba en Roma para así pasar de un culto al otro de forma más fluida (muchas fiestas cristianas coinciden con celebraciones paganas anteriores).

¿Mayúscula o minúscula? Según la RAE, si nos referimos al propio día 25, mayúscula siempre. Si, por el contrario, nos referimos al período de fiestas, se admite también navidad (y navidades). Nochebuena y Nochevieja van siempre con mayúscula y mejor juntas que separadas (es decir, no *Noche Buena).

2. polvorón

No nos cuesta nada relacionar polvorón con polvo, que es en lo que se convierte si no lo apelmazamos bien. Según la RAE, polvorón viene en realidad de pólvora, ‘partículas a que se reduce una cosa sólida’. Esta viene a su vez del latín pulvis, pulveris, que sí significa polvo.

3. mazapán

Aquí la cosa se pone interesante. Nuestro instinto nos dice que es una palabra compuesta por masa y pan, pero eso es solo lo que hemos hecho los hispanohablantes porque la palabra original nos recordaba un poco a eso. ¿De dónde viene entonces? No está claro. La RAE dice que «quizá del árabe hispánico pičmáṭ, y este del griego παξαμάδιον paxamádion ‘bizcochito’», aunque esto nos deja bastante lejos de la palabra actual. En el Blog de Lengua repasan otras hipótesis. Una es que venga del latín Marci panem (‘pan de Marcos’), que queda muy cercano y explicaría la erre todavía presente en lenguas como el inglés (marzipan), pero que posiblemente sea solo etimología popular, como lo de masa de pan.

Luego está la de que venga del árabe mautaban, ‘rey sentado’ (sí), y, como te puedes imaginar, aquí hay un historión probablemente falso pero muy entretenido detrás. Cuenta Blog de Lengua que un mautaban era una moneda bizantina con un Cristo sentado, y que después los venecianos copiaron moneda y sumaron unidad de medida: mautaban era para ellos la moneda o el trigo que podías comprar con ella. ¿Cómo medir el trigo? Echándolo en una caja de un tamaño determinado, tamaño perfecto para guardar dulces en ellas, algo que se empezó a hacer. Uno de los dulces que llegaba a Europa desde Venecia en esas cajas era, sí, mazapán, así que la palabra fue pasando y adaptándose a las distintas lenguas. (Corominas se hace eco de esta teoría y habla de que marzapane o marzapanus era originalmente una cajita en la que se exportaban, entre otras cosas, mazapanes).

4. aguinaldo

Sobre el origen de esta palabra que usamos para hablar del regalo típico navideño (aunque significa también regalo en cualquier época y villancico) hay también varias hipótesis. Empezamos por la oficial: la RAE dice que viene de aguilando, un sinónimo en desuso. Aguilando, a su vez, viene, «quizá», del latín hoc in anno, ‘en este año’. Si esta teoría no os gusta, hay más.

La más bonita nos lleva a los druidas celtas. Como recoge la Fundéu, en la época de recogida de los frutos silvestres, los druidas se subían a lo alto de un encino y desde allí esparcían hojas de muérdago sobre la gente que estaba reunida en la ceremonia. Mientras lo hacían, decían «A gui l’an neuf», algo así como «al muérdago el año nuevo». De ahí se pasó a aguilando y después a aguinaldo.

Una teoría más, recogida también en el artículo de la Fundéu, es que el origen está en un personaje histórico filipino, Emilio Aguinaldo. Vivió en el siglo XIX y al parecer era muy generoso con su tropa (era militar y político) y sus ciudadanos.

5. villancico

Esta es una de mis etimologías favoritas. La palabra villancico viene de villano, y no porque todos podamos imaginar a algún villano torturando a sus enemigos a base de villancicos (aunque ¿no sería maravilloso que esta fuese la historia real?). En realidad, un villano es solo alguien malo (o descortés) en la segunda y tercera acepción. La primera, dice la RAE, es «vecino o habitador del estado llano en una villa o aldea, a distinción de noble o hidalgo». A estos villanos (labriegos, pueblerinos, gente de clase baja) también se los llamaba villancicos y a lo que cantaban en navidad «coplas de villancicos». Por el siglo XVII, los villancicos ya eran solo las coplas.

Si alguna vez te has preguntado por qué los villancicos clásicos de tradición sajona y germana (Noche de paz, por ejemplo) son tan serios y los autóctonos españoles se van más a la pandereta y la diversión («coge la bota, María, que me voy a emborrachar»), en este origen popular de los villancicos propios puedes encontrar la explicación.

6. brindis

Esta palabra tan curiosa con la que chocamos las copas en Nochevieja y en cualquier ocasión que lo merezca viene, según la RAE, del alemán bring dir’s, ‘yo te lo ofrezco’ o ‘te lo traigo’. Al parecer, nos llegó a través del italiano. Brindar, claro, viene de aquí.

7. turrón

La RAE es prudente y dice que el origen es incierto, pero hay unas cuantas teorías. Corominas nos lleva al catalán torró (‘turrón’) y se cree que está relacionado con torrar (‘tostar’), ya que el turrón de tostaba. Pero tampoco se descarta que la palabra catalana no venga de tostar, sino de tierra y terrón, por el aspecto terroso y conglomerado de los turrones.

8. Adviento

Esta es tan transparente como navidad cuando conoces el significado latino: adventus, formado por el prefijo ad– (‘a, hacia’) y el verbo venire (‘venir’) significa ‘llegada’. ¿Qué es lo que llega o se espera en esas semanas? La Navidad.

9. cotillón

La clásica fiesta de fin de año o de la noche de Reyes la hemos asociado a esta palabra de origen francés. Cotillon es un aumentativo de cotte, ‘cota’, «arma defensiva del cuerpo usada antiguamente, que en un principio era de cuero y guarnecida de cabezas de clavos o anillos de hierro, y más tarde, de mallas de hierro entrelazadas». Pero ese cotte, explican en Dechile.net, era en el francés renacentista como se llamaba a las enaguas. Existe de hecho la expresión courir le cotillon, ‘correr el cotillón’, para referirse a los hombres mujeriegos. ¿Ves ya más la relación con la fiesta? Al diccionario de la RAE llegó en 1884 con el significado de «danza con figuras, vals por lo común, que se ejecuta al fin de los bailes de sociedad». En 1992, se añadió la acepción que conocemos ahora.

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