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La homosexualidad en la América prehispánica y cómo se transformó en tabú

by Xiu 12 Jul 2017

La historia de la discriminación contra la homosexualidad comienza, en lo que hoy es América, con la invasión de los europeos a partir del siglo XV al s. XVI, tiempo en el que tanto los españoles como los portugueses vivían su etapa de mayor intolerancia hacia la homosexualidad y todo lo que fuera en contra de su religión.

La homofobia es una actitud reprochable de quienes defienden que el amor no puede producirse entre dos personas con el mismo sexo. ¿Pero siempre fue así? ¿Es este odio algo innato del ser humano o la muestra más clara de que una ideología impuesta a la población puede condenar al progreso mismo de la sociedad y convertirla en una conducida por la intolerancia?

Hoy por hoy, la homofobia es una realidad y la defensa del derecho a amar se ha convertido en una auténtica hazaña, pero todo mal tiene un origen y en América hay toda una historia detrás de ello. Hace 500 años, con la llegada de los europeos, comienza la cacería de brujas y de ideas y de todo lo que no comulgara con la civilización europea. Los tribunales del Santo Oficio de la Inquisición convirtieron a la homosexualidad (llamada sodomía) en un crimen nefasto y terrible, penado más duramente que el homicidio.

Mientras tanto, en la América prehispánica, la homosexualidad también existía desde el estrecho de Bering hasta la parte más meridional del cono sur, tal como lo afirma el historiador e investigador venezolano Antonio Requena:

“…aceptada o rechazada, honrada, severamente castigada, según la nación en que se ejerció (la homosexualidad), estaba presente del Estrecho de Bering al de Magallanes…”

Durante su travesía, los invasores relataron no sólo sobre las riquezas encontradas en oro y plata, los nuevos y ricos frutos y los animales que los alimentaron en su osada campaña, sino que también narraron las costumbres de los nativos. Así, sus vastas crónicas describieron las costumbres sexuales, entre ellas la que llamaron “sodomía”o “pecado nefando”.

La sodomía era uno de los pocos crímenes que las primeras autoridades tenían la jurisdicción para castigar con la pena de muerte, sin la necesidad de un juicio y sin la sugerencia antepuesta del Rey de Portugal. Imagina lo que sintieron los invasores cuando llegaron a una tierra con una población que aceptaba la homosexualidad, tal como se relata en la siguiente cita:

“…donde muchos destos indios y indias eran sodomitas…
en algunas partes destas indias, traían por joyel a un hombre sobre otro, en aquel diabólico y nefando acto de sodomía”.

Por todo el continente americano se extendía una cultura donde la homosexualidad era entendida y aceptada. Incluso en el poblado de San Antonio (México), los invasores hallaron figuras de oro y barro en donde se ve a dos hombres cabalgando uno sobre otro:

“Hallaron entre unos árboles un idolillo de oro y muchos de barro; dos hombres de palo cabalgando uno sobre otro á fuer de Sodoma “.

Muchas cerámicas similares se pueden observar en el Museo del Oro, en Bogotá, Colombia. De igual manera, entre los mayas de la Península de Yucatán, se han encontrado figuras en barro en actos sexuales entre personas del mismo sexo. En la Mochica, asimismo, existen representaciones de esta orientación sexual. Podemos apreciar otras figuras en el museo Rufino Tamayo, de Oaxaca, o en el museo de arte precolombino de Chile.

López de Gomarra, Bernal Díaz del Castillo y Alvar Núñez Cabeza de Vaca también observaron y describieron prácticas homosexuales entre los nativos de las islas y tierras continentales. Según Cabeza de Vaca, quien llegó a vivir con los nativos de Florida por más de seis años y quien se familiarizó con sus costumbres y lenguas,nos ha dicho:

“Entre ellos vi una diablura, y es que vi un hombre casado con otro, y estos son unos hombres amariconados…”

“…y andan tapados como mujeres y hacen oficio de mujeres, y tiran arco y llevan una gran carga, y entre ellos vimos muchos de ellos así amariconados…”

La Iglesia, principal aliado de los invasores, promulgó su exacerbado catolicismo, queriendo borrar todas las costumbres nativas de América y con ello, por supuesto, la homosexualidad. La Europa del siglo XIV había tornado la homosexualidad en un tema tabú, algo de lo que no se puede practicar, ni hablar, ni desear. Impusieron en los pobladores de estas llamadas Indias Occidentales la moral judeo-cristiana, exagerando sus historias, inventando otras y omitiendo algunas más. Todo para erradicar la raíz de los invadidos.

De esta manera, se introdujo en América la homofobia. Sus raíces provienen de la invasión europea y la evangelización que declaraba:

“…de todos los pecados, la sodomía es el más torpe, sucio y deshonesto, y no se encuentra otro más aborrecido por Dios y por el mundo. Por este pecado lanzó Dios el diluvio sobre la tierra y por este pecado destruyó las ciudades de Sodoma y Gomorra; por causa de la sodomía fue destruida la Orden de los Templarios por toda la Cristiandad en su día. Por lo tanto, mandamos que todo hombre que cometa ese pecado, sea quemado y convertido en polvo por el fuego, para que ya nunca de su cuerpo y sepultura se tenga memoria…”. (Mercado Mondragón, Jorge. “Intolerancia a la diversidad sexual y crímenes por homofobia, un análisis sociológico”.)

Los europeos que desembarcaron en estas tierras se escandalizaron por la desnudez de los nativos, por su libertad sexual y, por supuesto, por su abierta homosexualidad, pues claro, su estilo de vida era totalmente diferente y casi todo era pecado (¿lo sigue siendo?).

Los cronistas e historiadores de aquel entonces se imaginaron que la diversidad sexual de los nativos se debía a que eran ignorantes de toda civilización y que, además, no conocían la fe verdadera: el catolicismo.

Tampoco podemos decir que todas las culturas estaban a favor de la homosexualidad, pues según algunos relatos de los monjes franciscanos, entre algunos pueblos mayas y mexica la sodomía pasiva era despreciada. No obstante, la homosexualidad en el antiguo México tenía varias percepciones, pues a veces era aceptada en las clases altas, y otras veces en el pueblo común y corriente era despreciada. Y muchas veces eran ejecutados los hombres o mujeres que eran descubiertos mientras practicaban actos eróticos con otros de su propio sexo.

“En las culturas prehispánicas de México, la homosexualidad tenía distintas percepciones. Los aztecas no permitían las prácticas homosexuales y daban castigo de muerte…”

“…no obstante la homosexualidad existía en esta sociedad y era ejercida clandestinamente. Dentro de la sociedad maya, la homosexualidad era una práctica común, permisible e incluso venerada principalmente entre los jefes, sacerdotes y guerreros (clase alta)”

Sin embargo, el cronista de la invasión de México por Cortés, Bernal Díaz del Castillo, nos relata esta historia ocurrida durante el amotinamiento durante la destrucción de Tenochtitlan:

“…salieron de un aposento ocho papas que tenían cargo dellos”… “y toman sus ídolos y los llevan a la misma casa de donde salieron e los quemaron”

“…e alcanzamos a saber que aquellos papas eran hijos de principales y no tenían mujeres, más tenían el maldito oficio de sodomía”

Entre los pueblos de Brasil la homosexualidad era también algo aceptado y los homosexuales vivían en pareja. Según el “Tratado Descriptivo do Brasil em 1587”:

“No contentos de andar encarnizados en la lujuria naturalmente cometida, son muy aficionados al pecado nefando, entre los cuales no se tiene por afrenta. Y el que sirve de macho se tiene por valiente y cuenta esta bestialidad con proeza. Y en sus aldeas por sartao hay algunos que tienen tienda pública a cuanto los quieren como mujeres públicas”.

En 1576, Pedro de Magalhães Gandavo describe en las crónicas “Historia da provincia da Santa Cruz. Tratado da Terra do Brasil” la existencia de las “indias-machos” o “mujeres –machos”, que eran aborígenes femeninas lesbianas:

“Algunas indias hay que no conocen hombre alguno de ninguna calidad, ni lo consentirán aunque por eso las maten. Estas dejan todo el ejercicio de mujeres e imitan a los hombres y siguen sus oficios como si no fuesen hembras (…) Y cada una tiene mujer que le sirve, con quien dice que es casada. Y así se comunican y conversan como marido y mujer.”

Con todos estos relatos se inicia la persecución a los homosexuales en América, iniciando desde ese entonces una cruel batalla contra las libertades humanas, de las que 500 años después, aún somos testigos.  

 

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