En los pueblos nativos, todo fenómeno natural estaba asociado a una conducta divina. A los huracanes en particular se los asociaba con el castigo de las deidades antes las malas acciones del hombre.
En la mitología maya, el dios Huracán (en maya: hunracán, una [sola] pierna: «hun» uno; «racan «pierna») fue el señor del fuego, del viento y de las tormentas. A él se lo menciona como uno de los trece creadores de la humanidad, guiado por Kukulkán durante el tercer intento, después de que este la hubiera destruido dos veces por considerarla imperfecta. Sin embargo, la tercera creación tampoco satisfizo a los dioses y Huracán, enfurecido, castigó a los seres humanos con una gran inundación que sumió a la Tierra en una terrible y ventosa noche, luego de la cual la humanidad toda se extinguió.