1.
Aunque en su país es un crítico implacable, cuando viaja le nace el orgullo nacional y quiere que todos sepan, cuanto antes, que es argentino.
2.
El lugar donde se aloja parece una embajada: Hay banderas argentinas en cada rincón.
3.
Habla de la Patagonia mientras está en Alaska, de Iguazú mientras está en el Niágara, y de otro país mientras está en Argentina.
4.
Pretende explicarle al tibetano cómo resolver sus misterios ancestrales, en dos o tres sencillos pasos. Y en español.
5.
Habla fuerte.
6.
Muy fuerte.
7.
Te besa en la mejilla cuando te saluda. No importa que seas hombre o mujer.
8.
Es experto en abrir heladeras en lugares ajenos.
9.
Le surge un inesperado (pero feliz) sentido de comunidad con sus hermanos sudamericanos, especialmente uruguayos y chilenos.