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25 insultos almerienses que el resto del mundo debería adoptar

Almería
by Eva Castillo 17 Sep 2018

¿Qué sería de la lengua sin sus insultos? Estaría incompleta y sería demasiado perfecta. Y con los insultos pasa como con muchos otros elementos de la lengua: además de los comunes, cada región tiene los suyos. Estos son los almerienses:

1. Acarajao

También se usa acarajotao. Y no es que tenga cara de jota, ni esta palabra desciende de ahí. Si estás acarajotao o acarajao es que estás un tanto atontado y no te enteras mucho de qué va la película.

2. Acusica

Insulto por excelencia usado por los niños. Un acusica es el típico niño chivato que va contando todo lo que ve.

3. Agonioso

Para niños y mayores, dícese de toda aquella persona que es un agonías, es decir, un egoísta que lo quiere todo para él.

4. Apollardao

Sinónimo de acarajao. Hablamos del mismo zopenco que vive en su propio mundo y no se entera de nada.

5. Ceporro

Podemos decir que es otro sinónimo del punto 1 y 4, pero en esta ocasión añadimos algo de torpeza a la persona para hacer ciertas cosas.

6. Cipollo/cipote

Uno de los insultos más populares entre los almerienses. Toma nota: persona con aires de grandeza, un tanto engreída, que se cree que se va a comer el mundo y que únicamente demuestra lo que es, un cipollo.

7. Delicoño

Persona muy tiquismiquis e inconformista. Nada le parece bien y nada es de su gusto.

8. Empanao/ennortao

Nada tiene que ver con las empanadas. Es la misma persona que no se entera de nada y a la cual describimos como empanao, ennortao, apollardao o acarajao. Nuestra jerga almeriense es tan amplia que no usamos un único insulto para una misma persona, sino que hemos desarrollado todo un dilatado vocabulario con infinidad de sinónimos descriptivos.

9. Encanijao/espichao

Persona tan delgada que se la va a llevar el aire, añadiendo que si pintamos una raya en el suelo y se pone sobre ella de perfil, ni se le ve.

10. Enfurruñao

Persona que está molesta por algo. Básicamente, está enfadada.

11. Engurruñío

Persona tacaña adoradora de la Virgen del Puño.

12. Farfollas

De nuevo, persona arrogante y vanidosa que lo único que quiere demostrar es la apariencia que no tiene.

13. Frangollero

Persona un poco desastre a la hora de desarrollar ciertos trabajos. Un buen ejemplo sería el albañil que ha ido a poner el suelo nuevo y ha realizado una birria de obra que no hay por donde meterle mano.

14. Goleor

Persona muy cotilla. Generalmente es el típico vecino que se esconde tras la mirilla de la puerta intentado escuchar la conversación que mantienen otros vecinos en la escalera.

15. Jiñao

Persona cobarde incapaz de afrontar una situación determinada.

16. Legañoso

Insulto por antonomasia que recibimos los almerienses por un mal que producía el cultivo y el uso del esparto en tiempos pasados y que en la actualidad se ha convertido en todo un símbolo de orgullo y de identificación cultural.

17. Mallafollá

Persona con mal carácter, un tanto áspera.

18. Mendrugo

Usado para hablar de un trozo de pan, pero además muy utilizado para decir que alguien es muy simple intelectualmente.

19. Panocho

Deriva de la panocha, es decir, de lo que se conoce como mazorca de maíz. Pero los almerienses usamos mucho esta palabra para designar de forma despectiva a una persona payasa sin gracia ninguna.

20. Pelotas

Usado para la típica persona que es pelotillera aduladora sin ton ni son.

21. Petardo

Persona generalmente cutre y de personalidad pobre.

22. Rabúo

Sinónimo de malafollá, es decir, persona que en ciertas ocasiones muestra su mal temperamento.

23. Saborío

Otro buen ejemplo de nuestro rico y variado vocabulario para hablar de nuevo de esa persona con mal temple: malafollá, rabúo o saborío son palabras totalmente sinónimas.

24. Somormujo

Persona que hace todo por las espaldas a su interés intentando que nadie se entere. También usado para aquella persona que te traiciona sin que te des cuenta, es decir, las mata callando.

25. Zorollo

Palabra usada en la cocina para describir que algo no está bien cocinado o cocido. Por eso es usada también para describir a personas a que les falta un hervor.