Conoce la verdadera historia detrás del cierre de la Playa Escondida en Nayarit

Nayarit
by Juan Carlos Piña 16 Feb 2018

Eran pasadas las seis de la mañana y los primeros rayos del sol dibujaban las siluetas típicas de un amanecer costero nayarita, capas de cerros, aves y lanchas de pescadores. Me dirigía desde muy temprano a las Islas Marietas.

Y es que ése era el secreto para disfrutar las Marietas: llegar lo más temprano posible y esperar en la lancha, frente a la entrada de la cueva, a que la marea bajara lo suficiente para poder entrar antes que nadie y en total soledad al increíble lugar conocido como la Playa Escondida.

El día anterior, durante una expedición fotográfica de ballenas y aves, mi cámara empezó a hacer cosas extrañas. Una falla en la montura, supongo originada por la humedad, ocasionó la aparición esporádica de un fastidioso error que me informaba de la comunicación fallida entre lente y cámara.


Aquella mañana el dichoso error fue cada vez más frecuente y finalmente, la cámara dejó de funcionar. Limpié los contactos en la montura y el lente mientras la marea iba descendiendo. Minutos antes de entrar a la cueva, miré fijamente a mi cámara y antes de encenderla le dije, último intento, funcionas o te quedas…. Se quedó.

En mi bolsa seca, tuvo que venir la segunda opción, mi teléfono celular. Y con él, hice esta foto en el interior de la Playa Escondida.

 

Y esta de abajo, es la foto que me evidencia tomando la foto que, con gran vergüenza he de informar, es la verdad detrás del cierre de las Islas Marietas… Mea culpa.

 

 

Cuando mi foto empezó a circular por las redes sociales, el sentimiento generalizado en internet se dejó escuchar. “No ma, esa foto no pudo ser tomada con celular”. Decenas de miles de haters se unieron a la incredulidad viral. Y así dio inicio un fenómeno de proporciones monumentales. Hordas de turistas incrédulos y dispuestos a poner a prueba mi foto, inundaron las taquillas de prestadores de servicios a las Marietas.

Los números crecieron de forma irracional. En muy poco tiempo, las visitas diarias pasaron de las 650 —que es el máximo permitido en las Islas Marietas— a más de 2500. Todos iracundos, todos desenfrenados por reprobar mi fotografía.

Era de esperarse un impacto brutal al ecosistema: daños a las estructuras rocosas, pérdida de fauna, mortandad de coral, contaminación visual, auditiva y del ecosistema en general gracias a los combustibles de las lanchas, bloqueadores solares, basura y otros desechos producto de la fisiología humana… Mea Culpa.

La única forma de remediar esta tragedia ambiental era eliminando todo rastro de mi foto de la faz del Internet y cerrar las Islas Marietas al turismo de forma indefinida. Así lo decidieron las autoridades competentes.

Sé que después del desmadre que ocasioné, no soy el más indicado para hacer estos cuestionamientos, pero… ¿Qué no era más fácil hacer valer la capacidad de carga permitida? Digo, así lo hacen en Macchu Picchu en el Perú y en tantos otros lugares del mundo y todo va bien. Es cierto que eso volvería a las Marietas un destino de turismo de acceso, pero ni modo, es el precio a pagar por mantener una zona de importancia ecológica en equilibrio con el aprovechamiento turístico.

Me pregunto, a modo de examen de opción múltiple, ¿de quién es la culpa?

a) Mía por tomar y publicar esa foto

b) De todos los haters incrédulos

c) De todos los demás visitantes que no pusieron en duda mi foto

d) De todos los anteriores

e) De las autoridades

f) De absolutamente todos

Yo creo que la respuesta más incluyente es la correcta.

Antes de continuar, me permito un pequeño anuncio parroquial. La superficie de este artículo es mera ficción y un evidenciado deseo reprimido de fama fotográfica mundial digno de psicoanálisis, pero el fondo es una realidad irrefutable: la Playa Escondida fue cerrada al público por sobreexplotación turística.

Los culpables somos todos, los visitantes —algunos respetuosos y otros a los que el ambiente les valía enteramente madres—, que aunque ejercieron su derecho de visitación, causaron un alto impacto en un ecosistema protegido; las empresas prestadoras de servicios, la mayoría voraces y depredadoras, por agotar el recurso hasta los huesos; las autoridades, por hacer lo que de ellas se esperaba para prevenir este resultado, o sea absolutamente nada. ¿Y los demás?, ¿los que ni siquiera fueron ni nada tenían que ver con las Marietas?

México somos todos, y como mexicanos tenemos el país que nos merecemos, los gobernantes e instituciones que nos merecemos, la sociedad que nos merecemos y la realidad, por incómoda que esta sea, que también merecemos. Mea culpa, pero tuya también.

Nota del editor: La Playa Escondida o Playa del Amor fue cerrada al público entre abril y agosto de 2016. Actualmente se permite el acceso a números controlados de turistas. Sólo el tiempo dirá si se sigue haciendo una explotación sustentable del lugar a través del turismo o si las prácticas destructivas volverán a este paradisiaco rincón del Pacífico Mexicano. Este artículo fue publicado originalmente en 2016.

Todas las fotos son propiedad del autor.