1. Te reúnes con tu familia para adornar la casa de Navidad…
Aunque sabes que terminarás quitando todo el desmadre tú solo.
2. Pones el nacimiento…
Y tu perro piensa que le estás construyendo un baño temático navideño.
3. Usas nieve artificial para decorar tus ventanas…
Y nunca logras quitarla. Integras a tu vida diaria los restos de un letrero que dice “¡Feliz Navidad y Próspero 2002!”.
4. Le pones un cubreasiento navideño a la taza del baño…
Descubres que el cubreasiento es incompatible con que el asiento del baño se mantenga arriba. No te importa y no lo quitas: que cada uno se las arregle como pueda.
5. Descubres que entre todas tus series de luces hay solo una que funciona a la perfección…
Pero resulta que es la más enredada de todas y tiene esos foquitos con picos que refuerzan la idea de que todo en la vida es sufrimiento.
6. Adornas tu árbol y te queda más bonito que nunca…
Lástima que tu gato decidió declararle la guerra mientras no estabas en casa. Nunca sabrás quién provocó a quién, pero es evidente quién acabó perdiendo.
7. Asistes a la fiesta de Navidad de la empresa…
Le dices sus verdades a la de recursos humanos, abrazas a tu jefe diciéndole que lo consideras un padre y terminas completamente borracho, bailando solo en medio del salón. Lástima que sólo es el fin del año. Sería más conveniente para ti que fuera el fin del mundo.
8. Vas a Amecameca a escoger tu arbolito de Navidad…
¡Y te encuentras a Eruviel Ávila tomándose la foto del recuerdo!
9. Decides pasar una Navidad diferente en la playa…
El mismo día que llegas entra un Norte… ¡Feliz Navidad en el hotel!
10. Participas en el intercambio de Navidad de la oficina…
Y la persona a la que le tocaste falta ese día. Alguien más se compadece de ti y te compra un café y un panquecito.
11. Sales a pedir posada…
Regresas a casa con menos pelo del que tenías al salir, porque tu tío no se dio cuenta de que sostenía su velita demasiado cerca de tu cabeza.
12. Sales a hacer tus compras navideñas…
Para darte cuenta de que a todo México se le ocurrió hacer lo mismo al mismo tiempo y hay que hacer cola hasta para estacionar. Ah, pero te encanta la mala vida y te resistes a comprar por Internet, habiendo tantas y tan buenas ofertas navideñas.
13. Compras una piñata para la posada…
Te das cuenta de que un niño con los ojos vendados, desorientado y armado con un palo del doble de su tamaño nunca es buena idea. Y todo para terminar con un montón de mandarinas magulladas y cacahuates pisados regados por todos lados. La piñata es una de esas cosas que pierde mucho cuando sale del mundo de las ideas.
14. Te propones cumplir cabalmente con el maratón Guadalupe Reyes…
Y pasas la Navidad en El Torito porque se te olvidó que el alcoholímetro opera veinticuatro horas en estas fechas.
15. Planeas las compras navideñas teniendo en cuenta la ayuda del aguinaldo…
Hasta que llegas a la conclusión de que el aguinaldo apenas te alcanzará para terminar de pagar las deudas de tu tarjeta de crédito, que traes arrastrando desde la Navidad anterior.
16. Te alistas para preparar la cena de Navidad…
Pero antes tienes que despejar la bodega a la que llamas “horno” e indagar si aún funciona.
17. Decides con tu pareja con qué familia pasarán la Nochebuena…
Uno de los dos termina cediendo ante la voluntad del otro y ninguno se la pasa bien esa noche. A veces, ganar es algo muy relativo.
18. Esperas el intercambio de regalos en Nochebuena con emoción…
Hasta que tienes que posar para la foto con el suéter que te tejió tu tía, mientras todos corean ¡Que se lo ponga, Que se lo ponga!
19. Te reúnes con la familia el veinticinco para el recalentado…
Que será lo mismo que comerás el resto de la semana. No te preocupes, un año es más que suficiente tiempo para olvidar el hartazgo al que los romeritos y el bacalao te pueden llevar.
20. Doce uvas, doce deseos…
“Deseo que la uva no esté a sesenta pesos el kilo en esta última semana del año”.
21. Amarras tu carta de Reyes a un globo y observas cómo se va…
…directito a los cables de luz, donde permanecerá enredada hasta las próximas lluvias. Pero no te preocupes, que ellos son magos y desde antes sabían lo que les ibas a pedir. ¡Si el globo era mero trámite!
22. Dejas tu zapato a los pies del árbol el día cinco por la noche…
Media hora más tarde te levantas a dejarte a ti mismo tu regalo de Reyes. Como que estas tradiciones nunca pensaron en la gente que vive sola.
23. Partes varias roscas de Reyes: en familia, con los amigos, en la oficina…
En todas te toca el niño… ¡Y todos se dan cuenta!
24. Aprovechas estos días para pasarla bien con familia y amigos…
Aunque esos cinco kilos que subiste a consecuencia de tanta convivencia pesarán como maldición a la hora de poner en práctica los propósitos de año nuevo.
25. Y cierras la temporada con broche de oro el día de la Candelaria.
Pero para esas alturas, ya pasó el fervor de las fiestas y todo el mundo se hace güey con los tamales.