Muchas veces los poetas crean imágenes en su mente que, al ser traspasadas al papel, forman figuras a veces monstruosas y a veces fantásticas, que reflejan una maravilla que sólo cabe en la expresión artística. Así ocurrió en la escritura pictográfica del México antiguo y un ejemplo de ello son las bestias de dos cabezas o bestias bicéfalas, que podemos encontrar ya desde la más antigua escritura escultórica de los zapotecas, pasando por la expresión maya, y luego visiblemente en los códices mexicas y mixtecos.
Entre los monstruos bicéfalos se encuentran el cocodrilo, la tortuga, el jaguar y la serpiente. A grandes rasgos, el significado es el mismo, independientemente de la civilización a la que pertenezcan o a la época de la que provengan. Cada una de sus dos bocas es una puerta: una entrada y una salida al Inframundo. Veamos por qué.