«INTERNARON A MI ABUELA»
Es cruel, lo sabemos. Pero, a veces, debemos recurrir a esta excusa para evitar algún compromiso social con muy poca promesa de entretenimiento (ir al bautismo de la sobrina de la prima de tu pareja, por ejemplo). Claro que, inmediatamente después de que esgrimimos esa gran mentira, nos invade un enorme sentimiento de culpa, que nos obliga a llamar a nuestra Nona para preguntarle si podemos pasar a verla y a tomar unos mates.