Las diez mejores historias de amor a la mexicana

México
by Rulo Luna Ramos 10 Nov 2014
Frida Kahlo y Diego Rivera

Frida y Diego son un símbolo de revolución, libertad y mexicanidad que se ha ido fortaleciendo con el paso del tiempo. El legado y la historia de estos dos grandes artistas perdería mucha fuerza si dejáramos de lado su peculiar historia de amor, que también fue de odio, excesos, infidelidades y de una gran admiración mutua. Este romance ha sido la fascinación de muchos y fuente de inspiración para tantos otros; J.M.G. Le Clézio describe muy bien lo que la pareja representa para México: “la relación amorosa entre Diego y Frida es parecida a México en sí, a la tierra, al ritmo de las estaciones, al contraste de los climas y de las culturas. Es una relación hecha de sufrimiento, de crueldad, pero también de necesidad absoluta”.

 

La Pájara Peggy y Cesarín.

Una relación basada en la obsesión de una fanática por su estrella de televisión favorita. César Costa sufrió las consecuencias del acoso en carne propia ante los continuos embates de la Pájara Peggy, quien no escatimaba en estrategias para infiltrarse a sus shows y programas de televisión con el fin de demostrarle su amor frente a todo México… con porras hechas a la medida. Un ejemplo de la oscuridad que puede albergar la naturaleza humana (¿o deberíamos decir la naturaleza “aviar”?)… y de la ineficacia de las porras como herramienta de conquista.

 

Doña Florinda y Chespirito.

Roberto Gómez Bolaños y Florinda Meza son probablemente una de las parejas mexicanas más famosas en toda Latinoamérica. El éxito de estos tórtolos viene de la mano del Chavo del ocho, que impulsó a la comedia mexicana a territorios más australes de lo que cualquiera se podía haber imaginado. No demerito la fama de Chespirito en su propia tierra, pero su éxito local no se compara en nada con el fenómeno mediático que fue, y sigue siendo, en algunos países sudamericanos. Doña Florinda y Chespirito están juntos desde hace cuatro décadas… para gran pesar del Profesor Jirafales y Don Ramón, que deben haberse vuelto compañeros en el despecho y buscado otra vecindad con otra vieja chancluda que les quisiera invitar un cafecito.

 

El Santos y la Tetona Mendoza.

Casados, divorciados, nuevamente arrejuntados y divorciados otra vez. La vida en pareja del Santos y la Tetona no es la típica historia de amor que uno podría esperar entre dos astros de la lucha libre. La tira cómica creada por Jose Ignacio Solórzano (JIS) y Trino Camacho relata las oscuras aventuras del Santos y su recurrente obsesión por su ex. Según la propia Tetona, la relación con el Santos ha dado para muchas telenovelas, películas porno, comerciales y estudios sociológicos. Ampliamente recomendado para todos aquellos interesados en internarse en los más fino y retorcido del humor mexicano.

 

Pepe el Toro y la Chorreada.

¡Pura tragedia! Sólo así se puede describir la serie de situaciones por las que atraviesa la pareja interpretada por Pedro Infante y Blanca Estela Pavón en las dos primeras películas (Nosotros los pobres y Ustedes los ricos) de una trilogía que se convertirían en hito del cine mexicano. Ideadas como un retrato de las clases bajas del México urbano de los cuarentas, estas películas narran la historia de una familia a la que le llueve sobre mojado, pero que sale adelante con la fuerza de la honestidad y el amor, sólo para ser abatidos por nuevas tragedias. ¿Quién sinceramente no puede evocar a Pepe el Toro cantándole Amorcito corazón a su queridísima Chorreada?

 

Pedro Páramo y Susana San Juan.

Advertencia: Si no han leído Pedro Páramo de Juan Rulfo, no lean el siguiente párrafo. ¡Mejor vayan a comprar el libro ahora mismo!

Esta es seguramente la historia más sombría de nuestra lista. El amor de Pedro Páramo por Susana San Juan no sólo condujo a ambos a la muerte sino que hundió a todo un pueblo en el dolor, la desolación y el olvido. El poder absoluto que ejercía Pedro Páramo sobre Comala no le sirvió de nada para recuperar a Susana de la locura que la mantenía entre el mundo de los vivos y los muertos. Al morir Susana, las campanas de Comala sonaron durante tantos días que atrajeron multitudes de todos los pueblos cercanos y la gente se olvidó del luto. La venganza de Pedro Páramos convirtió a Comala en un rencor vivo. “Me voy a cruzar de brazos y Comala se morirá de hambre”. Y así lo hizo.

 

Gonzalo Guerrero y Za’azil Há

Tal vez estaban esperando que saliera a relucir la historia de Hernán Cortés y Malinalli Tenépatl (la Malinche), pero me parece mejor rescatar un romance que se dio en el mismo contexto, aunque su historia no podía ser más distinta. Gonzalo Guerrero fue un marinero español que sobrevivió a un naufragio cerca de las costas de Yucatán en 1511, fue hecho esclavo por los caciques locales y poco a poco adoptó la cultura maya como propia. Su lealtad y conocimientos militares le ganaron la libertad y un rango dentro de su nuevo entorno. Se casó con Za’azil, una princesa maya hija del gobernador de Chetumal, con quien tuvo cuatro hijos. Este matrimonio podría considerarse como la primera familia mexicana (aunque evidentemente era más maya que mestiza o española) y Gonzalo es considerado como el Padre del Mestizaje. ¡Una historia llena de excepciones!

 

Porfirio Díaz y Juana Catalina Romero.

Juana Cata era una istmeña de ascendencia zapoteca que se ha convertido en leyenda no sólo gracias a su importante papel en Tehuantepec, donde fue empresaria, benefactora social y promotora de la cultura tehuana, sino por las historias que se cuentan sobre su relación con Don Porfirio. La historia cuenta que el entonces presidente de México y Doña Cata mantuvieron amoríos por más de medio siglo y que esta relación era tan importante para Don Porfirio que hizo lo imposible para modificar la ruta del tren Transistmeño, logrando que pasara a meros pasos de la casona de Juana Cata y así poder visitarla a voluntad. Probablemente haya mucho de ficción en esta historia, pero de ella se desprende el cuento aquel de que bajo las enaguas de una tehuana bien puede esconderse un general.

 

María Félix y Agustín Lara.

Un amor forjado por la fuerza del bolero y los ideales románticos de todo un país. La Doña y el Flaco de oro se encontraban bajo los reflectores de todo México cuando el amor apareció entre ellos. Fueron la pareja de moda en los cuarentas y aunque su gran relación fue más bien efímera, nos dejó como legado algunas de las composiciones más icónicas de Agustín Lara. Entre estas canciones se encuentra María Bonita, canción que el Flaco le compusiera a María Félix como regalo de luna de miel y que se ha vuelto un ícono de la lírica mexicana.

 

Doña Carmen y Don Luis.

¿Están listos para más tragedia? La siguiente es una leyenda que se apoya en el extrañísimo trazo urbano de la ciudad de Guanajuato: la leyenda del Callejón del Beso. Cuentan los que saben que Doña Carmen, de noble familia y padre posesivo (por no decir psicópata), estaba enamorada de Don Luis, pobre minero que no era digno de pedir la mano de su amada. El padre de Carmen le prohíbe seguir viendo a Luis, la encierra en su recámara y amenaza con enviarla a España. Ante esta desavenencia, Don Luis compra la casa contigua (hasta ahí llegó el minero pobre) y establece sus aposentos en el balcón contiguo al de Carmen, desde donde podía seguir entrevistándose con su amada. El padre de Carmen los descubre y haciendo gala de la frase antes muerta que sencilla, da muerte a su hija. No sabemos qué pasó después, pero seguramente a Don Luis tampoco le fue tan bien. Con estos suegros, ¿quién necesita enemigos?