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Las mejores historias detrás de los nombres de las calles de la Ciudad de México

Ciudad de México
by Rulo Luna Ramos 27 Apr 2018

Entre las calles de la Ciudad de México y sus alrededores sobran los nombres extraños y curiosos. Está esa calle de Neza que se llama Rayando el Sol y la Calle de la Amargura en pleno centro de San Ángel. Pero también están esas otras calles con nombres a los que nos hemos acostumbrado por repetirlos hasta el cansancio, pero cuyo origen es por demás misterioso. Aquí les dejo las historias detrás de los nombres de algunas de las calles famosas de la Ciudad de México.

 

1. Barranca del Muerto

El nombre de esta avenida hace alusión a una gran barranca que servía como uno de los afluentes principales del río Mixcoac, actualmente entubado como sus cuates Churubusco, Piedad, Consulado y Magdalena. Ya tenemos la barranca, pero ¿y el muerto? Pues resulta que no son uno ni dos, sino un montón de muertitos. Este lugar fue utilizado como un tiradero de cadáveres producto de las batallas entre carrancistas y zapatistas. Seguro se esperaban algo menos tétrico, pero en este caso el nombre es bastante representativo del lugar.

 

2. Avenida del Imán

No creo que haya universitario de la UNAM que no haya filosofado sobre el imán al que hace referencia esta avenida en su camino desde el Metro. A eso súmenle que muchas veces el nombre de esta calle aparece escrito como del IMAN, así, en mayúsculas y sin acento. ¿No se les hace raro? ¿Y si les cuento que el Instituto Nacional de Pediatría fue concebido con el nombre de Hospital Infantil de la Institución Mexicana de Asistencia a la Niñez (IMAN)? Nada más abran Google Maps y vean en dónde desemboca esta avenida de nombre nada magnético.

 

3. Puente de La Morena

El puente al que hace referencia esta calle era la principal vía de comunicación entre Mixcoac y Tacubaya. En las inmediaciones de este puente estaba la casa de La Morena, una mujer de la vida galante que, según cuentan las malas lenguas, prestaba sus servicios a la más alta alcurnia del gobierno de la Nueva España, virrey incluído. No se sabe a ciencia cierta si La Morena fue una o fueron varias —o si tenía sucursal en la Colonia del Valle—, pero su fama la ha mantenido presente hasta nuestros días.

 

4. Moneda

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Esta es una de las calles que más me gustan del Centro Histórico, probablemente por esa onda anacrónica que le dan los edificios y las cúpulas que la rodean. En el espacio que hoy ocupa el Museo Nacional de las Culturas y que originalmente fue una de las casas de Moctezuma, se estableció la primera casa de moneda de América por ahí de 1570. Antes de llamarse Moneda, la calle se llamó Arzobispado y antes de eso se llamó Martín López, en honor al carpintero del rumbo.

 

5. Camarones

Por ahí del siglo XVIII había un poblado en las inmediaciones de Azcapotzalco conocido como Camarones. Este pequeño asentamiento estaba en uno de los caminos reales —hoy Calzada Camarones— que comunicaban con la Ciudad de México. Bordeando este camino se encontraba uno de los afluentes del río Consulado, mismo que estaba habitado ni más ni menos que por… ¡acociles! Y bueno, confundir un acocil con un camarón es algo que a todos nos puede pasar alguna vez en la vida.

 

6. Calzada de los Misterios

¿Puede haber una avenida con nombre más críptico? Aunque me gustaría contarles que el nombre se debe a una serie de eventos extraños que sucedieron a los alrededores de este lugar, la verdad es bastante menos misteriosa. La calzada que conecta Paseo de la Reforma con La Villa data de tiempos prehispánicos, pero no fue hasta el siglo XVII que se levantaron quince monumentos, representando los quince misterios del rosario católico.

 

7. Pilares

La Colonia del Valle era un lugar de grandes haciendas y ranchos antes de su fraccionamiento. Uno de los caminos principales que comunicaba estos ranchos pasaba frente a la finca de Los Pilares —así se le conocía por los pilares blancos que se podían ver desde el camino. Eventualmente, dicho camino se quedó con el nombre y del rancho no quedó más que el recuerdo. San Borja y Amores son otras de las calles que heredaron los nombres de los ranchos que las precedieron, mientras que calles como Moras, Capulín y Tejocotes hacen alusión a los productos principales de las antiguas fincas.

 

8. Xola

No, Xola no quiere decir palmera en náhuatl ni mucho menos. Al igual que la Colonia del Valle, esta zona de la ciudad estaba dominada por ejidos y ranchos hasta principios del siglo XX. Dos de los ranchos más importantes eran el de los Nápoles y el de los Sola. Por razones ajenas a mi comprensión, el apellido de la familia Sola fue poco a poco mutando hacia Shola y cuando se hizo el trazo urbano, los representantes del gobierno decidieron que el nombre tenía más onda si lo escribían con una equis. Lección del día, no todo lo que empieza con equis tiene que tener raíces prehispánicas.

 

9. Donceles

La famosa calle de los libros en el Centro Histórico es también una de las más antiguas de la ciudad. Se dice que esta calle fue habitada por familias de alta alcurnia durante la época de la colonia y que era la pasarela de la chaviza fresa de la época. Ahora, si tenemos en cuenta que donceles es el plural de doncel, que a su vez es el masculino de doncella, todo empieza a tener sentido.

 

10. Dulce Olivia

Olivia de Havilland tiene actualmente 101 años de edad y es la única sobreviviente del elenco de Lo que el viento se llevó. Entre la cantidad de admiradores que tenía la señorita Havilland había uno que otro personaje famoso como el mismísimo Emilio El Indio Fernández –los que conocen bien Coyoacán ya empezarán a atar cabos. Un buen día, Emilio, con la decisión que siempre lo caracterizó, decidió que una calle de Coyoacán pasaba por su propiedad y no tuvo más remedio que cerrarla. Ernesto Uruchurtu, regente en turno del Distrito Federal, se le puso al brinco y lo obligó a abrir la calle nuevamente. Emilio accedió, pero no sin antes acordar que le dedicaría la calle —que seguía considerando parte de su propiedad— a su gran amor, Olivia.

Creo que vale la pena contar un poco más de esta triste historia. El amor de Emilio por Olivia no era totalmente platónico. Ambos mantuvieron una relación epistolar mediada por el traductor y guionista, Michael Goodrich. En medio del ir y venir de cartas, Olivia se enamoró. El pequeño detalle es que se enamoró de Michael, con quien eventualmente se casó y tuvo un hijo. ¿Sabrá Olivia que, a pesar del despecho, su ex enamorado le dedicó una de las calles más bonitas de Coyoacán?

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