Crédito: Laura Lazzarino
A veces, para buscar las influencias más fuertes no hace falta ir muy lejos. Este artículo va dedicado a mi abuela Imperio, que por estos días tiene que hacer lo que más le cuesta en la vida: reposo. Ella, quizá sin darse cuenta, influyó mucho en mi vida viajera.
Lo que siguen son lecciones que a mí me han servido para visitar 50 países (y contando), y que comparto en este escrito no sólo por sentimentalismo, sino porque creo que son clave para tener la mejor actitud viajera.