Desmitificas el viajar.
Las noches previas al comienzo del viaje, pasas un buen rato antes de dormir diciéndote a ti mismo que cualquier lugar lejano será mejor que seguir ahí, en la ciudad constante, de nombre Sosa y apellido Insulsa. Con una sonrisa de oreja a oreja, imaginas cómo será trabajar en un hostel de viajeros.
Pasas horas leyendo libros de viajes, viendo vídeos en Internet acerca de viajeros recorriendo el mundo y planeando la “aventura de tu vida”. Casi babeaste delante del ordenador cuando hiciste las reservas de aéreo, sintiéndote completamente Marco Polo 2.0.