Photo: EderCam/Shutterstock

La leyenda otomí de los uemas, los gigantes que habitaron México

México
by Xiu 23 Feb 2017

Cuenta la leyenda que los uemas fueron los antepasados de los hñähñü, u otomíes. Los mexicas reconocieron la bravura y la fortaleza de los grandes guerreros otomíes, quienes venían directamente del norte de Tenochtitlan, en lo que son hoy los estados de México, Querétaro e Hidalgo.

Pero no solo eran guerreros, sino que además contaban con una cultura muy rica que nos ha legado leyendas tan fantásticas como la que habla de los gigantes o uemas que habitaron alguna vez el suelo mexicano.

Los uemas fueron los ancestros de los hñähñü y quienes les enseñaron el arte de la alfarería, que aquellos perfeccionaron. Desde entonces, los habitantes del pueblo de José María Pino Suárez (Hidalgo), se dedican a la producción de cerámica, lo que junto con la agricultura conforma su forma principal de sustento.

Cuentan los ancianos que los uemas se alimentaban principalmente de conejos, aunque no descartaban la carne de otros animales a los que daban caza, y de cuyas pieles se vestían. Los gigantes eran nómadas y les gustaba moverse de un lado a otro libremente, por lo cual sembraban poco y siempre carecían del suficiente maíz para completar su alimentación.

Aunque iban por todos lados y llegaban a lejanos terruños, su territorio favorito era el Occidente (el Oeste) porque desde ahí el Sol inicia su viaje hacia el Inframundo.

Los uemas poseían una enorme fuerza física que les permitía levantar toneladas de piedras sin sufrir ningún daño. Gracias a su fuerza pudieron construir enormes templos en una sola noche. Sin embargo, a pesar de su gran fortaleza tenían un punto débil, pues si llegaban a caerse se rompían en muchos pequeños pedazos como si fueran de vidrio. Los que no se rompían y morían por otra causa, dejaban regadas sus gigantescas osamentas.

Los uemas se extinguieron cuando el mundo desapareció, y la Tierra se volteó debido a un terrible diluvio que arrasó con todo: hombres y animales.

Desde entonces, los uemas le tienen un miedo atroz al agua. Y uso el tiempo presente porque hay quienes dicen que estos seres aún visitan la Tierra… y hay quienes aseguran que, disconformes con el trabajo que estamos haciendo los humanos, dejan caer sobre nosotros maleficios. Otros dicen que, por el contrario, hacen el bien.

Me han contado que en los campos que rodean al poblado de José María Pino Suárez aún se pueden encontrar huesos de estos seres, y se cree que, si se muelen y se mezclan con algún líquido, tienen magníficos poderes curativos.

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