1. Amarás la fabada, el cabrales, el cachopo y la sidra sobre todas las cosas.
2. No tomarás el nombre de Asturias en vano. Asturias es tu tierra, tu patria, el lugar a donde siempre vuelves. Llevarás su bandera a todos los lados y sentirás verdadero orgullo del lugar donde naciste y creciste. Nadie dejará de saberlo, pues lo dirás bien alto allá donde vayas.
3. Santificarás las fiestas de prao. Y todas las de Asturias, véase: la Semana Negra de Gijón, San Mateo, Piragües, El Carmín de la Pola, La Descarga…
4. No ayunarás, sino todo lo contrario.
5. Asumirás que en Asturias llueve y que pasar el Negrón es algo así como el «Winter is coming…». Nada puede con el amor a tu tierra.
6. No utilizarás los verbos compuestos. Cada lugar de España tiene sus particularidades y en Asturias, como herencia del bable, no existen los “he comido”, “he bebido” o “he bailado”. Comí, bebí y bailé. ¿Entendido?
7. Te sabrás el «Asturias, patria querida» y lo cantarás con tus amigos, intentando extenderlo a gente de otros sitios para que el resto del mundo cante a la tierrina.
8. Visitarás los espacios naturales de tu región y los cuidarás, siendo consciente de que es la esencia de Asturias: sus montes, su verde, la naturaleza. Respetarás la limpieza de cada uno de ellos y no los explotarás.
9. Defenderás tu tierra. Te sentirás orgulloso de la Santina aunque no seas religioso, de Pelayo aunque no seas monárquico, de Fernando Alonso aunque pienses que es muy rancio… Eres asturiano, recuérdalo. Incluso si alguien se pone tonto, recitarás con orgullo aquello de: «Asturias es España y lo demás tierra conquistada…».
10. Serás simpático y hablarás bien de tu tierra. Los asturianos tenemos fama de majos, así que haz por conservar una de nuestras grandes virtudes.