Una mojonera es, en su acepción primera, «el lugar o sitio donde se ponen las señales para fijar los linderos» (los mojones). Espero que todos los habitantes de este pueblo de Almería sepan ya el verdadero origen, porque si no qué miseria decir «soy mojonero» y pensar que eres un truño.
Tocina procede del latín Tusciana, que tras muchas variaciones y evoluciones tanto del árabe como del castellano, acabó derivando en el actual topónimo de Tocina. Nada que ver con la grasa del cerdo, vaya.
Aquí el topónimo sí es lo que parece: todo empieza con una venta regentada por una mujer gangosa y un grupo de población que va aunándose a su alrededor. Lo que empezó así, tan susceptible de ser adaptado al cine (¿todavía no tenemos una película sobre la venta de La Gangosa?), es hoy día un núcleo de unos 10.000 habitantes.
En 1862, la reina Isabel II tuvo un “apretón” y se alivió entre las retamas y arbustos de este punto situado entre Chiclana de la Frontera y San Fernando. Lugar de origen escatológico, sí, pero habitable.
Vamos a dejar las cosas claras: aquí no se ha matado a nadie y menos por razones de peso. Este pueblo debe su nombre a que una mata —arbusto, matojo, matorral, soto— del lugar era tan grande y ancha, que la apodaron «mata gorda».
Ni joder, ni jode, ni jodan, ni joda. ¡Casi! Este municipio de Jaén, situado en Sierra Magina, tiene uno de los nombres que más chistes, bromas y chascarrillos se lleva en la comunidad. Soy de Jódar y no soy un jodido, soy un jodeño…¡a mucha honra!
La Venta de Pantalones es una aldea más surgida junto a las vías pecuarias y carreteras transitadas por comerciantes y transeúntes, y que ofrecían hospedaje y comida. La confección de pantalones para su comercialización dio el nombre a la aldea, que hoy día ya no tiene ni pantalones ni camisas ni zapatos, siendo más bien un lugar de veraneo.
Esta localidad está rodeada de montes de color dorado que dan la sensación de estar vigilado por auténticas cabezas rubias. Y de aquí el original nombre, lo que no quita que si has nacido allí, seas un peligroso. ¡Eso que te ha tocao! 