O la historia de cómo viajando conocí a un perro y después volví a casa y conocí a otro perro que se convirtió en mi hermano y me cambió la vida.
Querido Wallace:
Antes de conocerte en la protectora de animales de El Ferral, mi vida no era más que una caja de miserias. Y puede que tú seas el perro que me cambió, Wallace, pero no fuiste el primero al que conocí. La verdad es que hubo otro perro antes que tú que me hizo perder el miedo a los de tu especie.