Un clavo saca otro clavo.
Este consejo nunca falla pero, aunque pueda resultar un excelente remedio a corto plazo, debemos recordar que:
Donde manda el corazón, no gobierna el pensamiento.
Y que por más que sepamos que a la mala hierba hay que arrancarla de raíz, el corazón tiene sus razones que la razón desconoce (¡Ay, qué verdad más cruel!).