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10 lugares increíbles de Chile que probablemente desconozcas

Chile
by Dani Paz Ibaceta 11 Jan 2016

Elaboré la siguiente lista geográficamente –de norte a sur-, con lugares que llegué a conocer viajando en kombi por Chile. Estos sitios no forman parte de las listas de viajes más famosas, ¡pero bien podrían hacerlo! Si estás planeando un viaje largo o unas vacaciones, animate a salir de los destinos típicos: hay muchos más sitios que valen la pena visitar.

1. Parque Lauca

El altiplano chileno menos explorado es el que se encuentra en la región de Arica y Parinacota, en el extremo norte de Chile. El viaje comienza ascendiendo desde el mar en Arica, cruzando por valles fértiles, con campos y sembradíos rodeados de dunas en las que se pueden encontrar geoglifos de los primeros pueblos andinos. A medida que se va subiendo aparece en su totalidad el desierto: tierra, arena, viento, sequedad, y cactus candelabros (únicos en su especie). Al sobrepasar el límite con la precordillera, aparecen diferentes poblados, entre ellos Putre, a 3700 metros sobre el nivel del mar (msnm).

Quedarse en Putre uno o dos días es una buena idea, ya que el cuerpo necesita aclimatarse a la altura antes de continuar. La ruta continúa ascendiendo hasta llegar a los 4500 msnm, donde aparece el Parque Nacional Lauca. El ecosistema es un oasis de vida en medio del desierto, lleno de vegetación, humedales, ríos, lagos y volcanes. En medio del parque se encuentra el poblado de Parinacota… ¡con un total de 3 familias! Hay un pequeño comedor y hostal donde es recomendable quedarse en caso de querer salir a hacer caminatas por más de un día. Uno de los lugares más reconocibles es el lago Chungará, desde donde se puede apreciar el volcán Parinacota reflejándose en el agua. También desde la laguna Cotacotani, de aguas turquezas, se puede observar el volcán Pomerape. Si eres observador y tienes un poco de suerte, quizás puedas ver taguas andinas, kiulas, pimpollos, suris, piuquenes, vizcachas, llamas, alpacas, huanacos y vicuñas.

2. Reserva de las Vicuñas y Salar de Surire

En el altiplano de la XV región de Arica y Parinacota se encuentra la reserva de las vicuñas. En Chile, las vicuñas son un animal protegido, por lo que está prohibida su caza y la recolección de su lana. En este lugar, las vicuñas recorren libres los diferentes bofedales de la reserva.

Con el volcán Guallatire de fondo, se puede avanzar lentamente hacia el sur, bordeando la cordillera de Los Andes, siempre a una altura por sobre los 4500 msnm. El camino está en mal estado, por lo que es recomendable recorrerlo en 4×4 y abastecerse de comida y bencina en Arica, ya que la reserva no cuenta con ningún tipo de servicio. Es este mismo aislamiento el que hace que toda esta ruta sea increíble.

A medida que se avanza hacia el sur, aparecen pequeñas casas de familias aymaras dedicadas al ganado de llamas, hasta llegar al Monumento Natural Salar de Surire. El salar es mitad mina de bórax y mitad monumento, por lo que el contraste que se crea es surreal. En un mismo plano se pueden ver bandadas de flamencos sobre el salar mientras que por el fondo los camiones pasan cargando el mineral recién extraído. Rodeando el salar y alejándose de los camiones, se llega a las termas de Polloquere, una laguna natural de agua caliente en la que es posible bañarse mientras cometocinos se acercan curiosos a observar.

 

3. Pica

En la región de Tarapacá, a 110 kilómetros de Iquique, se encuentra el pueblo de Pica, un oasis en medio del desierto más seco del mundo. En el valle de Pica se cosechan frutas exóticas como mangos, guayabas, maracuyás, piñas y hasta aloe vera. Es obligatorio tomarse un jugo natural o un helado artesanal en los puestos que rodean la Cocha de Pica. La cocha es un pozón natural creado con agua de manantial termal subterránea (por lo que el agua es tibia / caliente), y la cocha de Pica es exquisita. Es recomendable visitarla en temporada baja ya que el lugar es pequeño para la cantidad de gente que lo visita en verano.

4. Chañaral de Aceituno

Por la costa, en el límite sur de la región de Atacama, se encuentra la caleta Chañaral de Aceituno, frente a la Isla Chañaral, una de las islas que forman la Reserva nacional de Pingüinos de Humboldt. Mientras que el lugar más turístico de la reserva es el poblado Punta de Choros, el Chañaral de Aceituno, a 22 kilómetros de Punta de Choros, es el sitio ideal para explorar la reserva tranquilamente. La caleta es pequeña y linda. Está habitada por pescadores que tienen una llama de mascota de nombre “Chewbacca”. Desde la caleta se pueden hacer paseos en bote a la Isla Chañaral, donde habita el Pingüino de Humboldt. En la navegación es posible también observar lobos de mar y hasta ballenas.

Si bien bucear es un deporte caro, vale la pena hacerlo en este lugar: es el de mayor diversidad marina de toda la costa de Chile. El centro de buceo ExploraSub, ubicado en la caleta, es el único que hace bautizos y exploraciones submarinas en la isla Chañaral.

5. Las Siete Tazas

Al interior de la región del Maule, desde Molina hacia la cordillera, se encuentra la Reserva Nacional Radal Siete Tazas. El lugar posee una energía poderosa gracias a las caudalosas aguas del río Claro que bajan por toda la quebrada, a ratos agitadas, a ratos tranquilas y silenciosas, hasta llegar al sector de las siete tazas. Allí descienden uno a uno los siete pozones de roca hasta llegar al Salto de La Leona.

Existen diferentes opciones para acampar y una que otra cabaña para arriendo. La experiencia se completa recorriendo alguno de los tantos senderos que ofrece el parque, finalizando la caminata con un chapuzón en el río Claro. El Radal es el hogar de muchas aves chilenas, como tordos, mirlos, aguiluchos, golondrinas y carpinteros.

Si bien las Siete tazas son un lugar aún poco conocido para los extranjeros, es muy recurrido por los lugareños. Si uno quiere experimentar la tranquilidad que el lugar ofrece, lo mejor es evitar los fines de semana y el verano.

6. Cordillera de la Araucanía

Para entender por qué la región de la Araucanía recibe este nombre es necesario visitar su cordillera. Desde Curacautín hacia el interior, el camino se va internando en bosques tupidos bordeando ríos, con hermosas vistas a los volcanes Lonquimay y Llaima. La ruta abarca tres reservas nacionales (Malalcahuello, Lago Galletué y China Muerta) y un parque nacional, el Conguillio. A medida que se avanza hacia la cordillera van apareciendo araucarias o pehuén, un árbol conífero que provee el piñon, alimento que constituye la base de la dieta de la comunidad pehuenche y que actualmente se encuentra en peligro.

Volcán Llaima. Crédito:

Volcán Llaima. Crédito: NosotrosLosChilenos

La ruta avanza por las reservas nacionales cruzando el túnel las Raíces (de 4,5 kilómetros de largo, el segundo más largo de Sudamérica) y luego alcanza una planicie donde se encuentra el lago Galletué y la laguna Icalma. Ambos espejos de agua piden momentos de contemplación. La ruta continúa bordeardo la frontera con Argentina y comienza a descender pasando por un escorial de los desechos de una antigua erupción del volcán Llaima y por el salto de agua Truful-Truful. El salto tiene siete metros de altura y es un lugar sagrado para la comunidad mapuche. El circuito completo, desde Curacautín hasta Melipeuco, no abarca más que 150 kilómetros… pero cada sorpresa, cada nuevo paisaje, hace imposible creer que exista tanto que ver en tan poco espacio recorrido.

Salto Truful-Truful. Crédito:

Salto Truful-Truful. Crédito: NosotrosLosChilenos

 

7. Termas el Rincón, Coñaripe

En la Región de los Ríos, bordeando las tranquilas aguas del lago Calafquén aparece Coñaripe, un pequeño pueblo desde donde se puede acceder a diferentes termas en la ladera sur del volcán Villarica. El camino es de tierra y va bordeando el río, escalando de a poco la quebrada, en esta ruta, las termas más turísticas son las Termas Geométricas pero continuando por el mismo camino 4 kms más arriba aparecen las Termas El Rincón. Un lugar es rústico e íntimo en medio del bosque con una caída de agua de fondo. Alrededor se dispersan tinajas de madera que reciben el agua termal hasta rebalsar. Un pequeño sendero se adentra al bosque llegando a pozones naturales con fondos de arena con vista a la cascada. Recibir la brisa de agua fría del agua que cae mientras el cuerpo se calienta con el agua termal es una experiencia que no te puedes perder. Recomendamos visitarlo en temporada baja ya que llama a la tranquilidad y a la relajación y eso puede ser más complicado con el lugar lleno.

8. Chiloé, Isla Lemuy y Queilen

Pensar en Chiloé es pensar en los palafitos de Castro y las iglesias repartidas por la isla que son Monumento Nacional. Pero aún hay lugares desconocidos por los visitantes y entre ellos se encuentra la ruta que une Chonchi con Queilén. Chonchi es un pequeño poblado al sur de Castro, construido en tres terrazas, con casas antiguas de tejas de madera y latas metálicas que se mezclan en diferentes colores y su iglesia es Monumento Nacional. Continuando hacia el sur se llega al embarcadero que cruza en 15 minutos a la Isla Lemuy, una isla campestre, poco conocida pero de una belleza increíble. El camino recorre diferentes poblados donde las Iglesias se roban el protagonismo. En menos de 30 kilómetros se cruza la isla completa hasta llegar a la península de Detif, donde el camino se angosta dejando ver el mar enorme a ambos lados de la ruta. Al llegar a Detif aparece una última iglesia que vale la pena conocer. Un camino de tierra te lleva en subida al camping El Mirador, donde puedes acampar en lo alto del acantilado con una vista panorámica de la costa interior de Chiloé y observar a la distancia el continente, diferenciando el volcán Michimahuida cerca de Chaitén. De vuelta al embarcadero y continuando la ruta por la Isla Grande al sur, aparece Queilén una caleta de pescadores desde la que se realizan navegaciones de avistamientos de aves y delfines. Quilún Ecoturismo son los únicos operadores que recorren el Islote El Conejo donde anidan pingüinos magallánicos y en la navegación de dos horas es posible cruzarse con familias de delfines chilenos, elegantes y tranquilos y con familias de delfines australes, alegres y juguetones que acompañan a la barcaza dando saltos y lanzando agua de una manera tan noble y natural que llena el espíritu.

Arriba: Iglesia Ichuac y parada en Isla Lemuy. Abajo: Delfín Austral, Queilén. Crédito:

Arriba: Iglesia Ichuac y parada en Isla Lemuy. Abajo: Delfín Austral, Queilén. Crédito: NosotrosLosChilenos

 

9. Parque Pumalín

La Ruta 7 o «Carretera Austral» es una de las rutas más reconocidas en Sudamérica por su espectacular belleza. Va desde Puerto Montt hacia Caleta Arena en el sur, desde donde se toma la ruta bi-modal por mar y tierra. Luego de dos transbordadores y un tramo por tierra se llega a Caleta Gonzalo, que es donde comienza la magia. La ruta atraviesa el parque Pumalín, un parque privado abierto gratuitamente al público que ofrece senderos hacia lagos, ríos y el volcán Michimahuida. El parque es manejado por «Conservation Land Trust«, una fundación sin fines de lucro que era dirigida por Doug Tompkins.

Son 44 kilómetros de belleza natural hasta llegar a Chaitén, la ciudad que fue dividida en dos a causa del río de escombros y cenizas que bajó cuando el volcán Chaitén hizo erupción el 2008. Continuando hacia el sur se llega al Amarillo, un poblado pequeño pero muy cuidado desde donde se ingresa nuevamente al parque Pumalín por el sector sur. El parque es una obra de arte. Estéticamente bien mantenido, es el hogar de zorros, bandurrias, golondrinas, colibrís entre otros muchos animales. El parque ofrece sitios diferentes sitios de camping y el sector “El Ventisquero” es uno de los más acogedores. Desde el camping se puede ver el Ventisquero el Amarillo al cual se puede acceder por un sendero de 4 horas. El parque Pumalín es uno de los lugares imperdibles de la carretera austral.

En Parque Pumalín, con vista al Ventisquero el Amarillo. Crédito:

En Parque Pumalín, con vista al Ventisquero el Amarillo. Crédito: NosotrosLosChilenos

10. Bosque Encantado Queulat

El Parque Nacional Queulat, ubicado al sur de Puyuhuapi es reconocido por su ventisquero colgante. Una masa de hielo y nieve que cuelga entre dos montañas se roba la atención desde la altura mientras sus cascadas terminan en el lago Témpanos de aguas lechosas por la cantidad de minerales y su baja temperatura.

La parte menos explorada del Parque Queulat continúa por la Carretera Austral pasando por el Portezuelo Queulat. Desde la carretera, aparece un sendero que atraviesa un bosque tupido, lleno de musgos y helechos, cruzado por riachuelos y caídas de agua. El sendero avanza un kilómetro por terreno plano, como si estuvieras caminando por la escenografía de una película de fantasía, hasta llegar a un punto de subida por 1.4 kilómetros más. El camino escala la ladera, cruza árboles antiguos hasta llegar a un río donde es posible avistar un ventisquero sobre las montañas. El sendero continúa en ascenso hasta recibir la brisa fría de los hielos y descubrir al otro lado de los arbustos una laguna de aguas celestes con hielos flotando como pequeños icebergs. El lugar invita a la contemplación, a tomarse un descanso para apreciar esas obras de arte hechas por la naturaleza.

*Todas las imágenes del artículo pertenecen a la autora del mismo, Dani Paz Ibaceta, de Nosotros Los Viajeros.

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