Hacer paddle surf, bucear, ver delfines, recoger setas, comer castañas, pasear entre pinsapos, visitar museos… Aunque el 23 septiembre el verano diga adiós y tengamos que dar la bienvenida al invierno, en Málaga la temporada estival dura unas semanas más. Habrá menos luz y temperaturas más suaves, pero es el momento ideal para disfrutar de una provincia sin masificaciones turísticas, sin miedo al terral y con muchas posibilidades interesantes. Aquí os proponemos hasta 15 planes.
1. Practicar paddle surf sin miedo a quemarte
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En verano, un par de horas sobre la tabla de paddle surf pueden significar ponerte rojo como una gamba y sufrir quemaduras si no te proteges debidamente. En otoño, la cosa cambia. El sol es más suave y, además, la costa está casi vacía. Y los paseos relajantes sobre el mar se convierten en toda una experiencia con el único rumor del agua como acompañante. Y si no quieres desplazarte de la capital, basta acercarse hasta la barriada de El Palo y pasar por Kayak & Bike para alquilar tu tabla.
2. Pasear por un bosque encantado
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El valle del Genal, cerca de la Serranía de Ronda, alberga un frondoso bosque de castaños. En otoño sus hojas cambian de color y pintan la comarca de tonalidades amarillas, rojas y marrones. De ahí que se le conozca como Bosque de Cobre. Son numerosas las rutas que unen los municipios de esta comarca y se pasean por entre estos bonitos árboles. Basta acercarte a uno de ellos, ya sea Igualeja, Cartajima o Júzcar (entre otros) y lanzarse a andar.
3. Saborear las castañas en fiestas populares
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El otoño es también la época de recogida de castañas y muchos de los municipios cuya economía depende en buena parte de ellas lo celebran con bonitos eventos. Uno de ellos es el Tostón popular de Ojén y otro la Fiesta de la Castaña de Pujerra. Precios más que asequibles para beber y comer en un maravilloso entorno natural.
4. Darse un chapuzón en el río Chíllar
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Durante el verano, la ruta que transcurre sobre el cauce del río Chíllar, en Nerja, se llena de turistas. A veces, parece la calle de cualquier ciudad veraniega en vez de un paraje natural. Pero con el colegio empezado y las vacaciones acabadas, pasear por este entorno y darse un chapuzón en alguna de sus pozas sin agobios es toda una experiencia. E ideal para una excursión accesible a toda la familia.
5. Disfrutar del mercado artesano de quesos en Teba
Cada primer fin de semana de octubre, el bonito pueblo de Teba acoge un mercado temático sobre quesos artesanos. Los productores llegan desde distintos puntos del país, aunque especial peso de queserías andaluzas y malagueñas. Además, hay barras populares y actividades turísticas para descubrir el patrimonio de esta localidad, como su imponente Castillo de la Estrella.
6. Un día de museos
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Ya que estás en Málaga, no puedes perderte su colección de museos. Uno de los más interesantes es el Museo Picasso, que en otoño estrena una bonita exposición dedicada a explorar los vínculos creativos entre dos maestros modernos del siglo XX: el norteamericano Alexander Calder y el propio Picasso. A partir de ahí, el Centre Pompidou o el Museo Ruso pueden ser las siguientes opciones en la lista.
7. Darse un capricho gastronómico
Málaga y su provincia viven un boom de la gastronomía, como muestran sus múltiples restaurantes con estrella Michelín. Pero más allá de los premios hay un buen número de lugares que ofrecen experiencias difíciles de olvidar. Desde Arxiduna (Archidona) a Back (Marbella) pasando por Caserío San Benito (Antequera) o El Acebuchal (Cómpeta) las opciones son más que variadas.
8. Buscar setas en Júzcar
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El valle del Genal y sus bosques son un espacio ideal para las setas. De hecho, la comarca cuenta con extenso abanico de ejemplares de hongos como el denominado yema de huevo, la lengua de gato, diversos boletus y chantarelas. A mediados de noviembre, Júzcar organiza cada año unas jornadas micológicas estupendas para adentrarse en este mundillo y saborear las mejores setas sin temor a elegir las peligrosas.
9. Observar a los delfines
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La empresa Turismo Marinero, en Estepona, ofrece un tipo de turismo la mar de interesante. Su propuesta más completa es salir a navegar en velero, muchas veces en compañía de delfines, y acercarse a ver cómo faenan los pescadores de la zona o visitar la lonja. Una cómoda forma de conocer este oficio rodeado de uno de los animales más simpáticos del Estrecho de Gibraltar.
10. Dar de comer a ciervos, zorros y cabras montesas
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La Ecoreserva de Ojén es un espacio que parece sacado de un cuento. Un bonito bosque donde adentrarse en modo safari y, de repente, encontrarse rodeado de ciervos, gamos, cabras montesas, zorros o jabalíes. Y, durante el camino, les puedes dar de comer mientras te encuentras otras especies como los camaleones. Toda una experiencia.
11. Bucear en Maro
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Esta pedanía de Nerja tiene algunos de los fondos marinos más interesantes de la costa malagueña, con praderas de posidonia y un montón de vida. Y otoño, cuando apenas pasa gente por allí y el sol aún calienta lo suficiente, es el mejor momento para disfrutar de la biodiversidad marina.
12. Conocer la Cueva de Ardales
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Este rincón subterráneo alberga algunas de las pinturas más antiguas de la humanidad. Están hechas hace 65.000 años y hoy puedes verlas gracias a una interesantísima visita guiada. La cueva de Ardales es, sin duda, uno de los secretos mejor conservados de Málaga. Por algo forma parte de la candidatura para declarar Patrimonio Mundial al entorno del Caminito del Rey.
13. Pasear a cien metros de alturas
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El Caminito del Rey es, precisamente, otro de los mejores planes que puedes realizar durante el otoño. El número de visitantes baja y siempre es más fácil encontrar alguna de las 75.000 entradas puestas a la venta hace unos días para los próximos meses. Y bien que merece la pena: no todos los días se camina a cien metros de altura sobre el río por una pared caliza.
14. Iniciarse en el barranquismo en el río Guadalmina
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Este lugar, ubicado en Benahavís, es perfecto para iniciarse en el barranquismo. Es cómodo, dispone de saltos, toboganes y pozas y es apto para toda la familia. Una forma de adentrarse en este deporte que, si gusta, se puede practicar en otros sitios muy cerca de allí como la Sima del Diablo o incluso bajo el propio Tajo de Ronda en el río Guadalevín.
15. Perderse entre pinsapos
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La provincia de Málaga alberga dos de los últimos bosques de pinsapos del mundo, un abeto prehistórico que aquí ha sobrevivido por circunstancias climáticas especiales. Uno se ubica junto al municipio de Yunquera y acoge varias rutas senderistas: algunas son de mayor dificultad y otras de menos, así que hay para elegir según gustos. El otro está en Sierra Bermeja, a las afueras de Estepona y también dispone de un bonito paseo y unas estupendas vistas panorámicas a la Costa del Sol.