Quienes hemos vivido por años fuera en el extranjero conocemos bien esas sensaciones que nos invaden al volver a nuestro país de origen. Porque volver a casa no es fácil, diría incluso que es más difícil que irse.
Quizás nada haya cambiado mucho sustancialmente, pero para ti todo es chocante. Quien ha cambiado eres tú. Es muy común criticar las reglas de tu país de origen a modo de escudo de defensa. También te sientes como un extraterrestre entre tu antiguo grupo de amigos de toda la vida, y no puedes creer lo estrechas de mente que son las personas. Son síntomas normales, propios de un síndrome de choque cultural inverso, que se irán suavizando a medida que vayas reencontrando tu lugar. Ya verás, confía en mí.
Te paso a continuación algunas ideas para hacer de esta transición algo más llevadero, incluso disfrutable.