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12 mentiras que las guías de viaje cuentan sobre España

by Luis López Galán 14 Jan 2016

España es uno de los países más turísticos del mundo, repleto de atractivos que atraen a visitantes de todos los rincones del planeta. Por esa razón, son muchas las guías de viaje que intentan condensar los lugares y también las costumbres más destacadas del país, una tarea difícil que no siempre resulta satisfactoria y que yo, como español, sufro leyendo. Estas son algunas de las que más han llamado mi atención:

1. Los españoles son muy apasionados

Como diría un gallego: ‘haberlos haylos’, pero no todos lo somos, aunque la costumbre de dar dos besos para saludar (aunque sea la primera vez que ves a alguien en tu vida) haga pensar lo contrario.

2. El olor a ajo

Aunque Victoria Beckham se empeñara, no todas las calles españolas huelen a ajo, a pesar de ser uno de los ingredientes básicos en muchos platos tradicionales como el salmorejo, la salsa alioli o el arroz al horno. Y si no lo crees, pasea por las calles de Sevilla en primavera: Nunca olvidarás su olor a azahar.

3. La siesta como obligación nacional

¿Acabas de llegar a España? Prepárate, te vas a sorprender: ¡la siesta no es una obligación! Si bien es cierto que en algunas ciudades, sobre todo durante el verano y debido a las altas temperaturas, los comercios cierran durante las horas del mediodía, eso no significa que todos y cada uno de los españoles estén echando la siesta.

4. Toda la gastronomía se resume en las tapas…

Los españoles salimos ‘de tapeo’ como una práctica social en la que reunirse con amigos, familiares o compañeros de trabajo, y lo acompañamos con cañas (cerveza) y tapas, pero la gastronomía española va mucho (muucho) más allá: desde el pulpo a la gallega hasta la archiconocida paella o la tortilla de patatas pasando por el gazpacho, las migas, la fabada, el marmitako, la escudella o el cochinillo.

5. …y toda la música en el flamenco

El flamenco es una representación cultural única y espectacular, un auténtico orgullo nacional… pero la mayor parte de los españoles no sabemos cantar flamenco ni bailar sevillanas y por tanto no, no podemos enseñarte. Lo sentimos.

6. Los tópicos regionales

No todos los andaluces cuentan chistes, ni todos los catalanes son tacaños, como tampoco todos los vascos son tan forzudos como Popeye, ni todos los madrileños unos chulos. Más allá de los tópicos, España es un país de una gran diversidad cultural, donde cada zona o región cuenta con sus costumbres, artes y tradiciones propias.

7. Los españoles no hablan, gritan

No todos. Prometo que he montado en un vagón de metro en el que la gente leía y miraba al vacío sin hablar, el silencio reinaba en el ambiente… ¿o quizá lo soñé?

8. Churros con chocolate a todas horas

Quizá esta práctica haya proliferado más en las grandes ciudades: puestos de churros con chocolate a cualquier hora del día. Esta comida, sin embargo, es asociada generalmente en España al desayuno de una mañana después de salir de fiesta. O dicho de otro modo, la primera forma de combatir la resaca.

9. En España todo se hace más tarde

Puede que sea cierto, si lo comparamos con nuestros vecinos del norte de Europa. Las calles españolas suelen estar repletas de gente hasta altas horas de la noche y las comidas se prolongan en el tiempo tanto que alguna vez un extranjero despistado se ha visto obligado a juntar el almuerzo con la cena.

10. Mucha fiesta y poco trabajo

Que en España la fiesta gusta es cierto, pero que se practique más que el trabajo… no. La explicación a esta creencia es que, a pesar de que los españoles tenemos una de las jornadas laborales más largas, nuestros horarios están repartidos de una manera peculiar en la que se deja más tiempo que el acostumbrado en otros países para el almuerzo, lo que retrasa la hora de salida del trabajo.

11. Nos encantan los toros

El tema taurino es, de hecho, uno de los que más polémicas genera en la actualidad española. Los grupos antitaurinos son cada vez más grandes y fuertes y son bastantes las ciudades en las que la práctica ha sido prohibida. Un tema complicado que, como el político, es mejor evitar en las sobremesas españolas.