1. No te dejes seducir… tan fácilmente.
En cuanto des unos pasos por debajo de las lonas color rosa mexicano, alguien te va a abordar con un “¿Qué le ofrezco mi jefe/güerita/chula/patrón?”, te van a poner una rebanada de melón en una mano y el melón completo en la otra, para que veas qué bueno está y qué barato es. “Siéntalo, está para hoy o ¿para cuándo lo quiere?” ¿Cómo te podrías negar a comprarlo? Pues así, dando las gracias por tu rebanada de melón y siguiendo con tu camino. No te sientas comprometido a comprar algo que no quieres nada más porque te chulearon y te dieron la prueba. Esa es la onda del tianguis.