24 Razones por las que mis hijos me ruegan que volvamos a la Patagonia

Argentina
by Laura Bernhein 30 Jan 2017

Mi familia y yo vivimos en la Patagonia dos años, en El Bolsón, un pueblito mágico de la provincia de Río Negro, en Argentina, entre 2009 y 2011, cuando vinimos a Estados Unidos. Tenemos los mejores recuerdos de esa época de nuestras vidas y lo mejor de todo es que, si todo va bien, pronto vamos a estar de vuelta.

Mi hija mayor tenía tres años cuando nos fuimos y, desde entonces, nos pide volver. Ella quiere compartir con su hermano menor todos los encantos patagónicos. La nieve, las planicies interminables, los bosques de lengas “llenos de hadas y de duendes”, los picos nevados, las ballenas y los pingüinos, los helados de dulce de leche, los chocolates… Por eso hoy rescato estas imágenes del arcón de los recuerdos, con la esperanza de que, al verlas, ustedes también se sientan llamados a conocer esta imponente región del mundo.

1. No todos los días puede uno subirse a un tren a vapor y andar nada más y nada menos que por las tierras que exploró el mismísimo Butch Cassidy durante sus aventuras patagónicas.

El legendario Expreso Patagónico, conocido como La Trochita, va desde Esquel hasta El Maitén, en la provincia de Chubut.

2. ¿Sabían que las frambuesas, las cerezas, los arándanos y las moras son más ricos si se comen directamente de los arbustos y de los árboles?

La zona donde está El Bolsón se llama Comarca Andina del paralelo 42 y es la capital de la fruta fina del país. Creo que en un solo verano comimos 102 kilos de cerezas…

3. El Cerro Perito Moreno, en El Bolsón, era uno de los lugares favoritos para pasar la estación del frío con nenes chiquitos.

Es un lugar familiar, sencillo y muy económico. Aunque también podemos recomendarte el Cerro Catedral, en Bariloche, o el Cerro La Hoya, en Esquel.

4. En la Patagonia la aventura no tiene fin…

5. El otoño patagónico es largo y ya no hay turistas.

La luz dorada y los colores mágicos de las hojas son los mejores marcos para las tardes soleadas (¡y para las fotos!).

6. Los helados de dulce de leche son cosa seria para mi familia y, por si no lo sabías, en USA no se consiguen…

7. No hay manera de que puedas olvidarte que, una vez, un paisaje como este fue tu patio de juegos.

8. Ni que tu pasatiempo favorito era explorar las rocas de la costa del Río Azul (El Bolsón).

9. La Patagonia es una región compartida por Chile y por Argentina, así que un paseo de fin de semana bien puede ser ir de visita al país hermano.

Aquí estamos caminando por las montañas de Futaleufú, pueblo bello si los hay.

10. No son raros los encuentros con cabritas y con ovejas…

11. ¡Y hasta puede que tu bebé aprenda a gatear con ellas! (Premio al que encuentre a la cabrita humana en esta foto).

12. Cuando llegás a la cima del Cerro Piltriquitrón, en El Bolsón, podés tomar mate, comer pizza artesanal o tomarte unas cervecitas riquísimas hechas por los refugieros.

Ya se sabe: Padres felices, hijos felices.

13. Me acuerdo de cuando, subiendo el Piltri, paré para darle el pecho a mi bebé en este lugar de cuento de hadas.

14. El ritmo ralentizado de la Patagonia da para tomar más de una siesta por día…

Y si es a la orilla del Lago Puelo (Chubut), aún mejor.

15. El Parque Nacional Los Alerces está en Chubut. Lo exploramos mucho, pero aún nos falta…

16. Las costas patagónicas son un mundo aparte. Pingüinos, ballenas franco argentinas, lobos de mar, guanacos, cormoranes… toda una fiesta para los nenes.

17. Las Patagonia está llena de lagos, de ríos y de cascadas para explorar y refrescarse.

18. El plan perfecto para una tarde de primavera es caminar debajo de los cerezos y almendros en flor…

19. Y la tierra de Bolsón es tan fértil que hasta se puede comer :O

20. Aunque no es tan rica como los chocolates típicos de la región, claro.

21. Nos queda pendiente visitar todos los sitios paleontológicos…

22. En la Patagonia podés manejar por horas y no cruzarte con un solo auto…

23. Todo lo que te rodea es amplio, extenso y se respira libertad.

24. Como dice la canción de César Isella, “uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida”.

Por eso, con suerte y viento a favor, Patagonia… ¡a ti volveremos!