Antes de la llegada de los españoles al actual territorio mexicano, el náhuatl era el idioma de diversas sociedades, como la acolhua, la tepaneca, la tlaxcalteca o la mexica, que por cierto que para ese entonces, había ya dominado gran parte de Mesoamérica y por lo tanto, los reinos, ciudades y pueblos sometidos debían obligadamente aprenderlo para poder comunicarse con ellos.
Es así como el náhuatl alcanzó la categoría de idioma básico en el actual territorio mexicano y todos los que tuvieran algún contacto con los mexica debían saber hablarlo fluidamente, tal como ahora sucede con el idioma inglés.
Bien, pues una vez que los mexica fueron derrotados, los españoles continuaron en alianza con los tlaxcaltecas, que por cierto también hablaban náhuatl y ésta alianza los llevó a realizar numerosas conquistas.
Si durante la dominación mexica el náhuatl se hablaba desde el centro de México hasta América Central, con los tlaxcaltecas ésta influencia se extendió aún más, hasta regiones tan apartadas como Coahuila, Texas o Nuevo México.
Fue así como el náhuatl y el español comenzaron a sincretizarse en forma de “nahuatlismos”, que son palabras tomadas del náhuatl e incorporadas al castellano, expresiones que se conservan en muchos países del continente americano como las Islas Filipinas, si, así como lo escuchas, en Filipinas hay palabras náhuatl en su vida cotidiana.
Esta incorporación de vocablos náhuatl al tagalo, que es un idioma nativo en filipinas, se dio a raíz de los casi dos siglos y medio de contacto entre la Nueva España y las Islas Filipinas por el comercio que se dio gracias a la Nao que navegaba entre Manila y el Puerto de Acapulco.
A continuación te muestro una lista de palabras náhuatl que se incorporaron al lenguaje cotidiano de las Islas Filipinas.
Achuete: Del náhuatl axíotl (ashíotl). Se designa con este nombre a un arbusto endémico de Filipinas y que de sus semillas se puede hacer una pasta roja que sirve para teñir.
Aguacate: Del náhuatl ahúacatl. Se trata de la fruta que en México llamamos aguacate y que en Filipinas también se conoce como “pera de abogado”.
Apachurrar: Del náhuatl pachoa que significa apretar. Se utiliza para señalar cuando se aprieta a alguna persona o cosa.
Atole: Del náhuatl atoli. Es una bebida hecha como maíz molido y cocido en agua, que luego se hierve hasta darle consistencia. En Filipinas llaman atole al arroz cocido con bastante agua.
Cacahuate: Del náhuatl cacáhuatl. Al igual que en México, en Filipinas se utiliza para referirse a la botana que ya todos conocemos.
Camachile o Cuamuchil: Del náhuatl cuauhmóchitl. En México se dice guamúchil y se utiliza para referirse a una leguminosa cuyo fruto se usa como condimento.
Camote: Del náhuatl camotli. Se utiliza para designar al mismo tubérculo que en México.
Coyote: Del náhuatl coyotl. Es un término empleado para referirse al canis latrans que no solo en México y Filipinas es designado con este nombre, sino incluso en regiones de habla inglesa.
Chicle: Del náhuatl tzictli o chictli. Al igual que en otras regiones de habla española, se utiliza en regiones de habla inglesa para referirse a la goma de mascar.
Chico: Del náhuatl xicotzápotl. Se emplea para referirse a una variedad de fruta que también hay en México y que conocemos como chicozapote.
Chocolate: Del náhuatl Xócoatl. Se trata de la palabra de origen náhuatl que ha alcanzado mayor difusión a nivel mundial pues posee un equivalente en todos los idiomas del mundo y con ellas se designa tanto a las formas de preparar esta bebida de cacao como a las barras hechas del mismo.
Chucubite: Del náhuatl chiquihuite que es un cesto hecho de tiras de carrizo entretejidas. En Filipinas se designa con este vocablo a las canastas, igual que en algunas regiones de México.
Jícara: Del náhuatl xicali. En Filipinas se utiliza para referirse a la vasija para beber chocolate, en tanto que para los mexica se utilizaba para referirse a un vaso hecho de un calabazo.
Mecate: Del náhuatl mécatl. Se utiliza para referirse a las cuerdas que no superan el grosor de un dedo meñique, igual que en México.
Metate: Del náhuatl métatl que es una piedra plana y de forma cuadrada para moler diversas semillas y verduras. Este artefacto se utiliza de igual forma en Filipinas.
Nana: Del náhuatl nantli que significa madre. Empleado en Filipinas para referirse a la madre, utilizado frecuentemente como nanay.
Pachón: Del náhuatl pachoa. Término utilizado para referirse a un hombre grueso o pesado.
Pepenar: Del náhuatl pepena. Se usa para designar la acción de recoger algo del suelo, tal como en México.
Petaca: Del náhuatl petlacali. En México y Filipinas se utiliza para designar a una maleta, los mexica la usaban para referirse a una caja hecha de cesta.
Petate: Del náhuatl pétatl. En México se trata de una estera tejida con tiras de hojas de palma, mientras que en Filipinas se usa para designar a una estera con hojas de burí, que también es una especie de palma.
Tamal: Del náhuatl tamali. Se trata de un alimento hecho con masa de maíz cocida al vapor y envuelta con hojas de maíz o plátano, igual que en México.
Tapanco: Del náhuatl tlapantli y el locativo co. Se trata de un lugar en una azotea. En Filipinas se usa para referirse a un toldo hecho de tiras de caña de bambú.
Tata: Del náhuatl tlahtli que significa padre. De igual forma se emplea en Filipinas.
Tianguis: Del náhuatl tianquiztli que hace referencia al mercado. En Manila se usa para referirse a un tipo de juego de azar y en Iloilo para cualquier tienda.
Tiza: Del náhuatl tízatl que es una tierra blanca magnesiada para pintar. En Filipinas tiene la misma acepción que en España, que designa al gis.
Tocayo: Del náhuatl tócaitl que significa “poseedor de”. Al igual que en México se uitiliza para referirse a un homónimo o persona con el mismo nombre.
Tomate: Del náhuatl tómatl. Al igual que en otros países de habla castellana, se utiliza para designar al fruto que ya todos conocemos.
Zacate: Del náhuatl zácatl que es pasto. Se utiliza de igual forma en Filipinas que en México.
Bien, pues al parecer los mexica si lograron expandir su influencia más allá de sus fronteras, aunque no de la forma que ellos hubieran querido. Es digno de admirar como aquel idioma que algunos se han atrevido a llamar “dialecto” se encuentre presente no sólo en la vida cotidiana de los mexicanos, sino de todo el mundo.