Tras una impecable cuenta atrás, las navidades top de este planeta fueron inauguradas de forma oficial el pasado sábado 23 de noviembre. Hay gente muy contenta con esto y otra gente que, bueno, quizá no tanto. Si perteneces a estos últimos, sigue estos consejos para llegar a febrero intacto y sin haberte convertido en la encarnación del Grinch.
1. Acepta que la Navidad empieza en noviembre y acaba en febrero
Aunque tu plan sea aislarte por completo de la locura navideña viguesa, lo mejor es aceptar e interiorizar esto por si sales de casa el 8 de enero y te sorprenden las luces. No está claro hasta cuándo durarán este año. Lo oficial es el 11 de enero, pero ya el año pasado las dejaron puestas una semana de propina, así que mejor pensar que van a estar hasta febrero. Te hará feliz que no estén el 25 de enero.
2. Pasea por el centro con auriculares con cancelación de ruido
Desde mi casa, que tiene ventanas buenas, oigo la música del árbol de la Porta do Sol. Aunque tiene su utilidad para saber si son en punto o y media sin mirar el reloj, los decibelios son excesivos y la poca variedad musical alcanza niveles de tortura. El año pasado acabé odiando a John Lennon (¡yo que siempre fui muy fan!) y creo que tengo un poco de estrés postraumático con la banda sonora de Piratas del Caribe. Que este año hayan añadido a Bisbal al repertorio no es la solución que buscaba. Pídele a Papá Noel, que llega antes que los Reyes, unos auriculares de esos que te aíslan por completo y póntelos cada vez que tengas que ir al centro con tu propia playlist.
3. No te subas a la noria
O sí, allá tú. Pero esto es una guía de supervivencia y no sé si has visto las imágenes de la noria siendo mecida por el viento. Que las vistas seguro que son fantásticas y, si no hay niebla, hasta ves a Greta Thunberg en su catamarán en medio del Atlántico, pero no sé. Un poquito de impresión sí que da.
Temporal-Galicia-Noria de Vigo
Todo dicho. pic.twitter.com/IweuFA3exP
— Faro (@FaroDelFinde) November 23, 2019
4. ¡Vete a Lisboa a recibir a Greta!
Hablando de la joven activista y una vez asumido que no va a atracar en Vigo para cortar los cables de las luces y salvarnos a todos, ¿por qué no ir en modo comité de recepción a Lisboa? Son todo ventajas: descansas de la navidad viguesa unos días, visitas Lisboa, que siempre es buena idea, y hasta igual ves un poco el sol. Eso sí, vete en tren.
5. Aprovecha para convertirte en tuitstar
No hay mal que por bien no venga. Todo lo que tenga que ver con la navidad en Vigo es en estas fechas carne de viralidad y tú tienes la ventaja de estar viviéndolo de primera mano. Ten el móvil siempre preparado para fotografiar y compartir lo más loco que veas con un comentario ingenioso y observa cómo se amontonan las notificaciones.
6. Únete a CAÍN
El Colectivo de Admiradores da Iluminación de Nadal (guiño, guiño) surgió el año pasado como paraguas bajo el que se unen varias asociaciones socioculturaeles y desde el que se promueve un cambio en las políticas culturales del Concello, además de difundir adónde van los recursos públicos locales (y, detalle importante, adónde no). Solo con seguirlos en Facebook ya notarás el cambio: serás más consciente de la realidad de lo que tapan las luces, conocerás iniciativas locales y tendrás más información para formarte una opinión.
7. Tararea la Marcha imperial cada vez que pases por la Estrella de la Muerte
Puedes también disfrazarte, pero entendemos que no es un disfraz que puedas llevar todos los días en el bolso. Ten también un momento de reflexión para recordar que la gran bola es algo que le copiamos a A Coruña.
8. Participa de las #VigoWars yendo al Tinglado de la Xunta
Las VigoWars es algo que hemos bautizado así en un grupo de WhatsApp y que tiene como protagonistas, por un lado, a nuestro ilustre alcalde y, por otro, a la Xunta de Galicia. Por supuesto, desde los cuarteles de Feijóo no podían dejar pasar la navidad viguesa sin poner ellos su pequeño granito de arena, para —suponemos— fastidiar a Abel y de paso que este no pueda decir que la Xunta no hace nada por Vigo. La propuesta incluirá decoración tradicional, foodtrucks, casetas gastronómicas, talleres para aprender oficios tradicionales y el nacimiento de la catedral de Santiago, que lo cede este año a la ciudad olívica porque ellos están en obras. Y mucho Xacobeo, claro.
En la presentación de todo esto, que además tendrá «un marcado carácter solidario», dijeron que no querían competir con nadie, solo mostrar una navidad más tradicional. Las malas lenguas dicen que Corina Porro, actual delegada de la Xunta en Vigo y exalcaldesa de la ciudad, ya está tomando posiciones para ser la nueva oposición en las próximas municipales. Para niños sacarán la artillería pesada: el Celta, los Bolechas y un paje de los Reyes Magos (porque, recordemos, Papá Noel va por el Concello). Estarán en la praza da Estrela y en el edificio del Tinglado.
9. Frunce el ceño en la calle Frozen
El encendido de las luces pagadas por Disney en la calle Progreso fue un poco decepción. En comparación con el resto de la iluminación navideña de la ciudad, queda algo sobria y poco emocionante de más. Que, oye, tampoco es que andemos faltos de luces, pero ¿sabían en Disney cuál iba a ser el contexto? ¿cuánto dinero han puesto? ¿de verdad les hace ilusión a los niños?
10. Pásate por Cíclicka
Olvida las propuestas oficiales de las VigoWars y vete a lo organizado por la gente. Cíclicka es un ejemplo: un festival-mercadillo que será un poco una mezcla de todo. Se celebrará del 19 al 24 de diciembre y del 2 al 5 de enero en dos espacios, Velázquez Moreno 44 y en la Sala Mondo. Espera espacios gastronómicos, conciertos, librería, instalaciones artísticas, artes escénicas, mercado…
11. Vete a Manzaneda a ver nieve de verdad
Vamos a ver. Si tus hijos no han visto nunca la nieve y lo primero que les enseñas es ese sucedáneo que va a tener la ciudad igual se quedan un poco decepcionados. Llévalos a Manzaneda o a donde sea que haya nieve de verdad para que su recuerdo sea ese y no el de los cañones.
12. Recuerda al pobre Dinoseto
¿Os acordáis cuando hace un par de años todo eran dinosaurios? ¡Si hasta desfilaron en la cabalgata de Reyes! Ahora, entre tanta luz y árbol y nieve y noria ya nadie se acuerda de la pobre dinofamilia, cuyos miembros están ahí en el centro y centro de la ciudad, entre luces pero solo con una triste corbatita iluminada. Si vas a adentrarte en el Vigo navideño, si sientes la necesidad de hacerte una foto, pasa del photocall monolingüe y en comic sans acuérdate del pobre dinosaurio (¿dinosauria?) y su hijo. O, para fotos más complicadas y con el símbolo desplazado a su vez por el Vigo jurásico, hazte un selfie con el Sireno e intenta que no salga el árbol.
13. Piensa en el pobre alcalde de Nueva York
Que posiblemente no se haya enterado de nada, pero en el mismo grupo de Whatsapp en el que hablamos de las #VigoWars nos gusta pensar que le ha puesto una orden de alejamiento a «ese señor tan raro».
14. Vete a Pontevedra
A 15 minutos en tren está la ciudad ideal, esa que no hace más de ganar premios por ser una ciudad cómoda, sostenible, de los ciudadanos y no de los coches… No tienen noria, ni falta que les hace.
15. Apoya el comercio pequeño y la artesanía local
Pasar las navidades sin consumir es muy complicado, pero consumir bien no lo es tanto. Sí, es más cómodo Amazon o ir a una gran superficie en la que te lo arreglen ya todo, pero mucho más bonito y personal hacer una ruta por el pequeño comercio, por esas tiendas de toda la vida que están cerrando mientras nos preguntamos por qué y esas tiendas nuevas que abren personas muy valientes. Por otro lado, tanto mercadillo sirve por lo menos para tener unas cuantas opciones de artesanía más a mano, así que lánzate a ellas sin temor.
16. Recuerda que hay más Vigo que el centro
Si te pones nervioso caminando entre masas de gente, aprovecha estos casi dos meses para conocer otras zonas de Vigo. ¡Vigo son sus barrios! Si no te parece suficiente, explora los alrededores. Si quieres más distancia, pasa por Peinador y vuela lejos. Y si, pese a todo, te gusta la navidad, incluso este exceso de navidad, sal a la calle y disfrútala sin vergüenza. Alguien tiene que hacerlo.