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- Te contaron hasta tres, te mandaron a ver si ya había puesto la marrana o te amenazaron con pasar nota de tus malas acciones a los Reyes Magos.
- Te despertaste temprano un domingo para ver a Chabelo.
- Has tenido que preparar chilaquiles, enchiladas o sopa azteca porque tienes un superávit de tortillas en tu casa.
- Te has enterado de alguna teoría de conspiración extraterrestre, cortesía de Jaime Maussan y el ser de Metepec.
- Has visto a Edgar caerse al río.
- Has comprado un manojo de cilantro, epazote o cempazuchitl.
- Te has curado una cruda a punta de consomé y barbacoa.
- Has bailado, o has intentado bailar, las típicas de Caballo Dorado en una boda.
- Has esperado con ansias la llegada de noviembre nada más por el pan de muerto.
- Has estado involucrado en una partida de Maratón… aunque sea como la ignorancia.
- Has ido con tus amigos a acampar en una playita poco turística de la costa del Pacífico. Marquelia, Playa Paraíso, Mazunte, Chacahua, Maruata, Michigan, Sayulita… todas son opciones y hay un montón más. ¡Hay que ir a todas!
- Te has tomado una Tecate de lata.
- Has aplicado el “pica poquito” sólo por disfrutar del sufrimiento ajeno y fomentar el caos.
- Has visto una película en la que salga -por lo menos- uno de los Bichir.
- Has aplicado el “ya voy en camino” cuando todavía ni te metes a bañar.
- Has visto o escuchado las noticias con Jacobo Zabludovsky.
- Has sufrido un partido de la Selección.
- Has cantado una rola de Juanga o de Chente a todo pulmón… y no le eches la culpa a las copas, que el alcohol no hizo que te supieras toda la letra de un momento a otro.
- Te has encontrado, voluntaria o involuntariamente, en medio de una manifestación o una peregrinación.
- Te ha dado miedo alguna historia de La Llorona.
- Has dado el grito en medio de una multitud frenética, estando caracterizado con una bandera en el cachete o un Viva México Cabrones en alguna parte de tu humanidad.
- Te has enchilado hasta las lágrimas… también cuentan todas esas veces que te has tocado los ojos después de desvenar un chilito de árbol.
- Le has entrado con todo a un plato de mole poblano.
- Le has puesto un apodo a alguien o has tenido un apodo tan arraigado que la familia de tus amigos no se refiere a ti por tu nombre.
- Moriste de miedo con un episodio de Hora Marcada.
- Has experimentado echándole limón prácticamente a cualquier cosa.
- Has estado en una fiesta “familiar” donde no conoces a nadie.
- Le has echado tanta madre a una michelada que termina por saber más a salsa molcajeteada que a cerveza… y te la tomaste porque ese era el objetivo.
- Te has espinado con una tuna.
- Has tenido en casa una caja de cereal marca Maizoro.
- Has leído a Juan Rulfo.
- Te pusiste una guarapeta tequilera en tus años mozos… y todavía te acuerdas de dónde, cuándo, con quién, por qué te la pusiste y también que dejaste de tomar tequila por mucho tiempo después de eso.
- Has hecho fila para comprar tortillas.
- Has mandado a alguien a la chingada. Así, con todas sus letras y con ganas de que no regrese o que -de menos- se tarde un buen rato.
- Has comido Pulparindos, Miguelitos o cualquier dulce similar hasta que la boca y los intestinos te comienzan a arder.
- Has protestado porque te tocó el muñequito de la rosca.
- Has coreado el Cielito Lindo… Todos hemos pasado por esto, ¡todos!