Otras 8 expresiones canarias que no pasan desapercibidas

Islas Canarias
by GAZZ 8 Jun 2018

Fleje

El adverbio de cantidad por excelencia en las islas. Muchas palabras existen, para decir un montón de cosas, de forma muy concreta. Son demasiadas. Hacía falta una palabra para gobernarlas a todas, una palabra para atraerlas a todas, una palabra para atarlas en el lenguaje. Porque como decía, existen fleje palabras para decir fleje de cosas de una forma fleje concreta. Eran fleje palabras. Hacía falta una palabra para simplificar. Y simplificamos fleje con fleje.

Chinijo

Crecí pensando que esta palabra era mítica del léxico canario, pero descubrí hace unos años que sólo se usa en las islas orientales para referirse a esas personas en pleno proceso de desarrollo y crecimiento tanto físico como espiritual habitualmente definidos por la mayoría de la población del país como niños. Personalmente me he dado cuenta de que es una palabra que me sale con más facilidad cuando el maldito chinijo la lía de alguna forma. Para cumplidos me sale decir más que el niño es un cielito. Pero no me fío, que en breve la arma de nuevo y ya verás la que le espera al chinijo ese cuando llegue a casa.

Desinquieto

Los canarios somos auténticos guerrilleros del lenguaje. La primera vez que alguien de fuera oye esta palabra la confusión asoma por el horizonte de su pensamiento. No te pongas nervioso, que precisamente eso es lo que significa la palabra. Una palabra que en teoría invita a pensar que uno no está inquieto para el que no sabe, ¡y ahí es dónde te cazamos porque es bien sabido en las islas que se trata de un prefijo trampa! Tiembla desinquieto, que nunca sabrás por dónde asomará el léxico canario de nuevo.

Cholas

Calzado de playa que, digamos las cosas como son, nace de una cuestión de buen gusto. Repite conmigo. Chanclas. ¿Estás bien? Veamos, hasta a un profesor de lingüística le duele pronunciar eso. Una ché agresiva con una vocal como la a que explota como un chispazo combinada con un “clas” final que parece un latigazo. ¿Acaso nuestras lenguas no se merecen un trato mejor? ¿Acaso nuestros oídos merecen retumbar esos sonidos explosivos en un ambiente tan bonito y relajado como el verano? Atento ahora. Cholas: la o como vocal buen clima tirando por lo bajo, que rueda sobre nuestra lengua como una ola que acaba en nuestros labios y mece nuestro oído como el sol sobre una playa de verano. Aquí vivimos suave. Habla bien. Y no te olvides las cholas que la arena es tramposa y los pies se merecen un respiro.

Novelero

Una palabrita que invita a debate, porque curiosamente esta palabra no significa lo mismo en cada isla. Crecí usando esta palabra como la definición de alguien que siempre está de fiesta, que no se pierde una. Pero descubrí hace unos meses que esa no es la acepción que tienen en otros puntos del archipiélago, ya que para muchas otras personas un novelero es una persona cotilla, que se entera de todo y está en todos lados con el oído acechando. Tras sufrir un polémico debate en Twitter, llegué a la conclusión de que la raíz similar de ambas definiciones demuestra que probablemente ese debió ser el significado original de la palabra, pero esta, por motivos que desconozco, acabó evolucionando en ciertos lugares a fiestero. Tal vez porque en esos sitios nos importa menos la vida de los demás que pasarlo bien. Quién sabe.

Mandarse a mudar

Una retirada a tiempo es una victoria, dijo no sé quién. Y qué mejor manera de retirarse que mandándose a mudar, expresando con toda elegancia la decisión de marcharse del lugar en el que uno está presente en ese momento para dedicarse a otros menesteres. Existen muchas formas de mandarse a mudar: la del paseo presidencial, despidiéndote de todos y cada uno de los presentes para mantener relaciones diplomáticas políticamente correctas. Otros prefieren la mítica bomba de humo, que otorga un aura de misterio e imprevisibilidad a quienes dominan tal técnica social ancestral del sigilo escapatorio. Existen muchas maneras de mandarse a mudar. Colecciónalas.

Choso

El choso es tu casa, tu hogar. Y el choso no puede estar en otro lugar que no sea la isla, te dirá un canario cabezón. Qué importa. Tu choso puede estar donde tú quieras. Porque mientras sigas llamando choso a tu hogar, nunca olvidarás de dónde vienes.

Pelete

Tras un día de sol y playa, el de fuera se extraña de ver a muchos canarios ponerse una rebequita para dar la bienvenida a la noche a pesar de que aún hace calor. Pobres ilusos, no conocen el pelete. Ese frío implacable e inesperado que patrulla ciertos parajes de las islas buscando una víctima a la que tumbar de un resfriado. Un enemigo invisible con muchas muescas en su largo cinturón por cada víctima que ha caído en sus garras, que espera agazapado en los finales de tarde y las noches de verano. Aquel que no puede ser nombrado en los materiales publicitarios del turismo. El pelete es ese frío que se camufla en el clima del Archipiélago que por su ubicación, debería de tener un clima exclusivamente cálido y seco, pero es todo una gran conspiración. Lo que el gobierno nos oculta es que factores como la insularidad y el relieve dan lugar a considerables contrastes de precipitaciones según la zona y la existencia de temperaturas muy bajas que atacan a los poco precavidos. No te confíes. Abrígate. Pelete is coming.