11 cosas que tienes que saber para entender el Día de Muertos en México
Crédito: Pedro Berruecos.
A diferencia de la costumbre europea, el Día de Muertos de México es una fecha para recordar, celebrar y recibir el espíritu de los seres queridos. Los altares están llenos de todo aquello que disfrutaban en vida: sus platillos favoritos, sus cigarros, su cerveza y su tequilita.
El Cempasúchil es la flor por excelencia del Día de Muertos. Por su color amarillo, que evoca al sol, así como por su aroma dulce, se cree que esta flor –de cuatrocientos pétalos- sirve para indicar el camino de los espíritus hacia su casa.
Todo altar de muertos debe llevar, por lo menos: Un retrato de la persona homenajeada, calaveras de dulce, pan, sal, flores, velas, calabaza en tacha, papel picado, agua y copal e incienso para purificar.
La fiesta se traslada al panteón, y allí se reúnen el picnic y la música, el alcohol y los amigos. Hay pocos lugares más limpios, coloridos y divertidos en el mundo que un panteón mexicano un 2 de noviembre, con todos los tipos de música que tu cerebro pueda captar, desde el nostálgico bolero al corrido divertido y socarrón.
El Pan de muerto, conocido como hojaldra en Puebla, es un manjar de dioses. Las figuras en su parte superior son cuatro huesos y un cráneo que lo remata. A veces azucarado, a veces espolvoreado de ajonjolí, ¡no te lo debes perder!
Visitar los mercados en días previos al Día de Muertos se convierte en una fiesta y en una explosión de color y de aromas a fruta y a flores.
Los campos de la región central de México, y específicamente en Puebla, se tiñen de amarillo y rojo por la siembra de Cempasúchil y de “Flor de Terciopelo” que decoran altares, así como las tumbas en los panteones.