Porque viajar te abre la mente.
Y te cambia para bien. Te ayuda a desprenderte de prejuicios y te hace madurar. Te das cuenta de que el mundo no gira en torno a tu ciudad y a tu país y que tu forma de ver y hacer las cosas no es ni la única ni la mejor. Te vuelves más tolerante y comprensivo.
Y te hace más humilde.
Dicen que no valoras lo que tienes hasta que lo pierdes. Bueno, no hace falta perderlo sino tomar un poco de distancia, pero el hecho de estar lejos de tu casa, de tus familiares, de tus amigos y de tu realidad, hace que reconozcas los pequeños grandes detalles de tu vida. Y saber lo que es importante en tu vida es la clave para ser feliz.