Crédito: Cecilia López – SafariJirafas.
Existen islas paradisíacas donde sólo hay jungla y mar. De lejos se ven como promesas, capaces de curar cualquier tristeza, de facilitarnos unas vacaciones (románticas o de otro tipo) que serán por siempre recordadas.
Con mi novia trabajamos tres meses en un hotel en una de estas islas. Tres meses atendiendo a viajeros que buscaban vivir unos días de postal. Tres meses queriendo nosotros también, en nuestro tiempo libre, disfrutar de eso que tantas películas nos habían vendido. Tres meses aprendiendo que el paraíso cambia cuando se está en él.