Santiago de Querétaro, o simplemente Querétaro, es la capital del estado mexicano del mismo nombre y es una de las ciudades con más historia de México. El centro de la ciudad es tan hermoso y se encuentra tan bien conservado que está catalogado como Patrimonio Mundial por la UNESCO, gracias a su arquitectura colonial de tipo barroco. En contraste con la Ciudad de México, que puede ser apabullante e imponente, Querétaro es un sitio tranquilo, perfecto para caminar y conocer en un par de días. Si te levantas temprano y cuentas con tu propio auto, es posible visitar Querétaro en un día desde la Ciudad de México, pero con tanto que ver y hacer, es mejor quedarse al menos una noche. Esto es lo que tienes que visitar en esta ciudad colonial del centro de México.
Camina por el centro de la ciudad
Santiago de Querétaro fue fundada en 1531, doce años después de que Hernán Cortés conquistara al imperio mexica. La parte antigua de Querétaro es la mejor preservada de las ciudades coloniales de México. Los españoles la diseñaron en dos secciones, una sección exclusiva para ellos y el resto para las poblaciones indígenas de chichimecas, otomíes y tarascos. La parte antigua es totalmente barroca y se conforma por calles delineadas por construcciones de cantera rosada que conectan múltiples plazas y jardines. Mientras caminas por las zonas residenciales del centro, es imposible no sentirse un poco celoso de las personas que habitan en estas hermosas construcciones. Asegúrate de pasar por el Zócalo para tomarte una cerveza o un café en uno de los lugares que rodean la plaza. También te recomiendo tener a la mano un mapa —físico o digital—, pues es muy fácil perderse en el laberinto de las calles queretanas.
Las casonas coloniales son impresionantes, pero la obra máxima de la arquitectura queretana es el acueducto del siglo XVIII que atraviesa por el corazón de la ciudad. La estructura mide más de mil doscientos metros de largo y está compuesta por 75 enormes arcos que se iluminan cada noche, haciéndolo la estructura más distinguible de la ciudad desde cualquier mirador. La construcción del acueducto terminó en 1738 y por más de doscientos años llevó agua a Querétaro desde el manantial de Ojo de Agua del Capulín. A pesar de que ya no lleva agua, se mantiene como uno de los grandes distintivos de la ciudad. Puedes atravesar los arcos en múltiples puntos a lo largo del centro, pero la mejor vista la obtendrás desde el mirador en la Loma de Sangremal.
Visita las iglesias coloniales
Mientras caminas por las pintorescas calles del centro, dirígete al Jardín Zenea y al Templo de San Francisco. Este fue el primer gran templo de la ciudad construído en estilo barroco, data de 1540 y hoy es la sede del Museo Regional de Querétaro y su gran colección de piezas prehispánicas. El museo abre de las ocho de la mañana a las seis de la tarde.
Si sigues caminando algunas cuadras por la calle Independencia, te encontrarás con el Templo de la Santa Cruz y la Plaza de los Fundadores. Este es el sitio en el que los indígenas otomíes se rindieron ante los conquistadores españoles. El templo y la plaza tienen menos visitantes que el Templo de San Francisco, pero no por esto son menos relevantes para la historia de la ciudad. En 1867, Maximiliano de Habsburgo fue hecho prisionero en este templo después de haber sido detenido por las tropas de Benito Juárez y fue en este lugar donde esperó al escuadrón de fusilamiento que pondría fin al Segundo Imperio Mexicano.
Prueba las enchiladas queretanas
Haz una parada en alguno de los restaurantes que rodean la Plaza Constitución y el Jardín Guerrero. Ordena un plato de carnitas, barbacoa o tacos y prepárate para probar el sabor y variedad de las salsas queretanas. Querétaro tiene sus propias enchiladas, conocidas como enchiladas queretanas, preparadas con chile guajillo y rellenas de queso fresco. El toque distintivo se lo da una guarnición de papas y zanahorias fritas. En algunos establecimientos también puedes encontrar las mismas enchiladas rellenas de pollo o cerdo. Pruébalas en Enchiladero sobre Circunvalación, a un par de cuadras del Templo de la Santa Cruz.
Si tienes el tiempo de salir del centro de la ciudad, dirígete a Cervecería Hércules, un enorme jardín con excelentes opciones de cerveza y comida al noreste de la ciudad. Si vienes con la familia o con un grupo de amigos, este es un gran lugar para pasar un par de horas divertidas. En el jardín encontrarás juegos, música en vivo y mucho espacio para los niños.
Visita uno de los extraños museos de la ciudad
Los museos de Querétaro no tienen el carácter masivo e introspectivo de sus equivalentes en la Ciudad de México, pero son igualmente atractivos. Como ejemplo está el Museo Casa de la Zacatecana, que es un homenaje al diseño y al arte de la región. Cuenta la leyenda que la casa en la que se encuentra el museo está embrujada y que ahí residen los fantasmas de una pareja que desapareció de forma misteriosa.
La ciudad también alberga un museo dedicado exclusivamente a los calendarios, el MUCAL. Al igual que la Casa de la Zacatecana, este museo está alojado en una casona del siglo XVII y en él puedes ver miles de calendarios, algunos de los cuales vienen de la época prehispánica. También puedes pasar por el Museo de los Bichos, un lugar donde podrás disfrutar de una exhibición de más de dos mil especies de bichos, desde mariposas y arañas hasta escarabajos.
Cómo llegar desde la Ciudad de México y dónde quedarse
La forma más fácil de llegar a Querétaro desde la Ciudad de México es en autobús desde la Terminal del Norte. Varias líneas de autobuses viajan a Querétaro de forma regular a lo largo del día y no tendrás ningún problema en conseguir un pasaje rápido.
En Querétaro encontrarás múltiples opciones de alojamiento, pero para una experiencia realmente única, quédate en una de las residencias del centro catalogadas por la UNESCO. Podrás encontrar varias de éstas a través de Airbnb y no pagarás más de $800-$1200 pesos por noche por un departamento con cocina.