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Queridos viajeros: por favor no vengáis a España sin antes entender estas 8 cosas

by Ana Bulnes 10 Jun 2016

1. Los tópicos de los toros y el flamenco no son toda la verdad.

“Si ya lo sé todo de España, ¡España es la tierra del flamenco, los toros y la paella!”, piensas, seguro de que este artículo no es para ti. Pero si esa es tu definición de este país, quizá debas seguir leyendo. España es un país grande y diverso y esos tópicos solo son ciertos en algunas regiones. Aunque las corridas de toros estén declaradas Bien de Interés Cultural en algunas Comunidades Autónomas (Madrid, ambas Castillas, etc.) y sean normales en otras como Andalucía, lo cierto es que ni siquiera en esos lugares son algo con una gran aceptación popular. La mayoría de los españoles no estamos precisamente orgullosos de esta “fiesta nacional”, y el toreo está incluso prohibido en Catalunya, las Islas Canarias, y algunos lugares de Galicia y las Islas Baleares.

En cuanto al flamenco, es del sur de España; mientras que la paella es solo típica en Valencia. ¿Lo bueno? Cada región tiene su propia herencia cultural, tradiciones y comida. ¡Un montón de cosas de las que nunca has oído hablar y que seguro que te encantan!

2. No somos solo un lugar al que venir de fiesta.

La vida nocturna española es famosa, y con razón. Quedamos para cenar sobre las 10, vamos a beber algo sobre la medianoche y empezamos a bailar a eso de las 2 de la madrugada. Puedes estar de fiesta hasta la mañana siguiente -es bastante normal ir a desayunar antes de volver a casa -y siempre tendrás a gente a tu alrededor haciendo exactamente lo mismo. Si te gusta salir de noche, deberías hacerlo cuando vengas a España, pero sería una pena limitar tus actividades a eso: tenemos 44 lugares reconocidos por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, repartidos por todo el país, algunos de los mejores museos del mundo, hermosas playas en las que tumbarte y relajarte. Puedes también hacer surf, escalar montañas, hacer senderismo, explorar bosques… ¿y quién quiere hacer todo eso de resaca?

3. Verás muchos negocios y tiendas con cartel de “se alquila”.

Entre tanta fiesta y horas pasadas en terrazas de tapeo o tomando un café es fácil llevarse la idea de que España es un país próspero y sin preocupaciones. No es así. La crisis económica nos golpeó muy fuerte (es lo que pasa cuando haces que tu economía se base en un boom del ladrillo algo ficticio), y aunque hay señales de que quizá las cosas estén mejorando, todavía tenemos una tasa de paro de más del 20%. Y todo empeora cuanto más joven seas: el 46,5% de la población activa de menos de 25 años están desempleados.

La situación política no es mucho mejor: tuvimos elecciones el pasado diciembre y los partidos no fueron capaces de llegar a un acuerdo para elegir presidente capaz de formar gobierno, así que repetiremos los comicios en junio. Sí, llevamos seis meses sin gobierno “de verdad” (lo tenemos en funciones). Lo bueno es que nos encanta hablar de política, así que si quieres saber más no tienes más que preguntar: nadie dudará en contarte todo lo que va mal en el país. Te irás preguntándote cómo es que todavía no ha estallado una revolución.

4. Puede hacer (mucho) frío…

No se sabe muy bien cómo, pero hemos logrado hacer que todo el mundo crea que en España siempre hace sol y calor. ¡Es mentira! Las temperaturas bajo cero son normales en muchos sitios durante el invierno, especialmente en el centro y en las zonas montañosas. El norte del país es verde y bonito, pero eso significa que también llueve mucho, e incluso las zonas en las que las temperaturas bajo cero son raras son poco de fiar. Una amiga finlandesa asegura que nunca pasó tanto frío como el invierno que estuvo en Santiago de Compostela, así que antes de meter en la maleta toda tu ropa de verano, investiga un poco sobre la zona que vas a visitar. Puede que meter el abrigo y la bufanda no sea mala idea si vienes en invierno.

5. … pero si hace sol o está nublado, necesitarás protección solar.

Si no lo haces por ti, hazlo por nosotros, que sufrimos todos los veranos cuando vemos las playas (y ciudades) tomadas por turistas cuya piel roja duele solo de mirarla. “¿Vosotros nunca os quemáis?”, me preguntó un amigo alemán una vez. ¡Nos quemaríamos si pasáramos horas bajo el sol sin echarnos protección! Siempre nos preguntamos si somos el único país preocupado por el cáncer de piel o si el deseo de ponerse moreno hace que la gente olvide que el sol es también muy peligroso. Aquí va un secreto: conseguirás un moreno muy bonito incluso usando protección, solo necesitarás un poco más de tiempo. Claro que si prefieres ponerte rojo como un cangrejo, llenarte de ampollas y cambiar de piel como una serpiente, ¿quiénes somos nosotros para detenerte?

6. Tenemos horarios muy raros.

Menos el desayuno, lo hacemos todo tarde. Comemos sobre las dos o tres de la tarde y cenamos entre las nueve y las diez. Dependiendo de dónde estés, puede que te sea difícil encontrar restaurantes en los que te den de comer antes, así que lo mejor es que intentes adaptarte. Y no te preocupes, no esperamos que pases todas esas horas entre comidas sin comer: lo normal es hacer cinco comidas al día, porque tomamos algo a mediodía y merendamos sobre las 6 o 7.

7. La mayoría de las tiendas cierran entre las 2 y las 4, pero no porque estemos durmiendo.

De esas cinco comidas, el almuerzo (el de las 2) es la más importante y la que nos tomamos más en serio. Si tenemos la suerte de vivir cerca de donde trabajamos, volvemos a casa, cocinamos, disfrutamos de la comida con nuestra familia, nos tomamos un café y nos relajamos un rato. Por eso necesitamos pausas largas a mediodía, no porque durmamos la siesta. La mayoría de la gente ni siquiera duerme los 15-20 minutos recomendados.

8. España es como muchos países distintos.

Paisajes diferentes, tradiciones diferentes, ¡hasta varias lenguas! La diversidad de España es muy grande y puedes viajar de región en región y sentir que en realidad estás visitando países distintos. Investiga un poco antes de venir, aprende algunas palabras en la lengua local si vienes a una zona bilingüe (todo el mundo entiende y habla castellano, pero caerás muy bien si puedes decir algo en catalán, vasco, gallego…), y averigua cuáles son las especialidades locales y todo lo que es diferente en esa zona. Te sentirás menos confuso cuando veas a gente tocar la gaita o hablar algo que no suena a español.