1. Imagínate encontrar todo en una mismo lugar… Ferretería, peletería, relojería, cerrajería, papelería, zapatería, juguetería, acuarios o heladerías ¡y hasta una peluquería! ¡Pero qué horror! Con lo divertido que es perder horas viajando por la ciudad de una tienda a otra en búsqueda de lo que necesitas…
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2. No hay nada más incómodo que hacerte amigo de la marchanta y que te regale cosas en cada compra. Lo peor de todo es que en año nuevo te dan regalos como calendarios y bolsas para hacer las compras.
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3. Pero qué desesperante es ir por los pasillos de un mercado y que te ofrezcan pruebas gratuitas de frutas, quesos y miles de cosas deliciosas a las que es imposible decirles que no. ¿Qué no ven que estoy a dieta?
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4. No hay nada más horrible que ver diferentes creencias convivir de forma armoniosa. ¿Altares católicos o a la Santa Muerte en un mismo sitio? Opto por la tranquilidad de mi hogar.
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5. Te va a abrumar terriblemente el tener que regatear los precios para conseguir las mejores ofertas. Nada como la tranquilidad del supermercado dónde los precios son fijos… Prefiero gastar más y no tener que pensar en ahorrar dinero.
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6. La explosión de colores que tus ojos recibirán será insoportable. Caminar por pasillos llenos de piñatas y frutas exóticas terminarán por agotar tu vista. La experiencia es aún más grande si vas en Día de muertos, Navidad o un 16 de Septiembre. Tanto folklore te hará desear ser daltónico o ciego.
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7. La variedad de olores en el mercado es inmensa. Pasillos de fruta recién cortada, la peste de las hermosas flores, la hedionda fragancia del pan recién horneado o de las tortillas hechas a mano, en algún restaurante están cocinando unas carnes al carbón o un coctel de camarón… mejor no te acerques a ningún mercado ¿Qué tal que te acostumbras a estos aromas tan deliciosos y variados y ya no puedes vivir sin ellos?
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8. No te vayas a acostumbrar a la amabilidad de los vendedores, al ambiente familiar que se vive… A que te llamen “güerito” o “guapo”, “hermosa” o “reina”, en cada puesto o a que alguien se ofrezca a ayudarte a cargar tus cosas por una moneda.
Crédito: L. Bernhein
9. Yo sé que te molesta tanto como a mí vivir experiencias surrealistas y los mercados mexicanos están plagados de ellas. Supón que vas caminando y te encuentras con un grupo de música en vivo que toca las canciones típicas mexicanas. Y qué miedo que te topes con un puesto esotérico donde te pueden leer la mano o “echarte” las cartas; ni hablar de los artistas que hacen caricaturas de ti, o que pintan cuadros o que tejen hermosos cestos…
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10. Si vas a un mercado seguro que te encontrarás con el diablo. Lo único que agradezco es que te avisan su llegada con el escalofriante grito: “¡Cuidado, que ahí va el diablo!”